viernes, 26 de noviembre de 2010

`Imparable´, la incontrolable cámara de Tony Scott


 

“No te me pongas sentimental o pensaré que voy a morir.”
-Frank Barnes
Apenas un año después de su anterior película (`Asalto al tren Phelham 123´, remake del film de 1974 protagonizado por Walter Matthau), Tony Scott estrena su nueva superproducción, para la cual vuelve a contar con su actor fetiche desde hace un par de años (el siempre grande, pero últimamente algo perdido, Denzel Washington), y la trama (aunque tenga guasa) vuelve a girar en torno a un tren descontrolado. Así es el hermano menor de Ridley Scott, no se complica excesivamente la vida si puede remediarlo. Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo?
Particularmente siempre he considerado a Tony un director interesante, por supuesto nunca a la altura de su hermano (que aunque haya tenido bajones también ha tocado techo con cosas como `Alíen´ o `Blade Runner´). Pero sinceramente creo su cine ha ido perdiendo fuerza y personalidad a medida que el director ha empezado a mostrarse más interesado en estúpidos juegos de cámara que en contar historias que tengan algo de verdadera emoción, humanidad o interés. `Imparable´ (Unstoppable, 2010) es la culminación de ese decible, pues se trata de una película técnicamente tan bien realizada como completamente fría y hueca.


Acción sin emoción
La historia que narra el guión firmado por Mark Bomback no tiene nada de especial. Se trata del típico suceso inspirado en hechos reales, lleno de intrepidez y valentía por parte de un par de hombres corrientes que tuvieron las agallas de hacer algo extraordinario salvando un montón de vidas, bla, bla, bla... Este tipo de historias que tienen como fin (aparte obviamente de entretener) el aumentar un poco el ego de los yanquis, que tanto orgullo sienten por ser la única nación del mundo con superpoblación de héroes (incluso en esta película, a la hora de intentar parar el tren no se les ocurre mejor manera que a escopetazos).
Así que poco importa que el suceso en sí de cómo se pierde el control de un tren lleno de sustancias altamente explosivas sea algo de lo más idiota, y esté protagonizado por un trabajador obeso e incompetente (Ethan Suplee, el Randy de `Me Llamo Earl´) que es verdaderamente el prototipo del americano de a pie (y que acaba trabajando en un restaurante de comida rápida, un apunte final que no está carente de guasa). Poco de eso importa. Lo importante es que la historia de estos dos conductores de ferrocarriles (un veterano y un novato que acaban de conocerse) fuera un viaje intenso y emocionante, del cual nacería una entrañable amistad: un drama humano y un producto de acción. Eso es lo que pretende ser `Imparable´, y en todo ello falla.

Scott vuelve a desperdiciar como nadie a ese gran actor que es Denzel Whashington, con el cual confiesa llevarse muy bien, y con el que ha rodado ya cinco películas incluida ésta (que merezcan la pena sólo dos). Y es que por mucho que ellos digan que se entienden muy bien es como si cada uno fuera a lo suyo. Whashington realiza su trabajo con la profesionalidad que le caracteriza, construyendo al personaje de Frank Barnes con mayor solidez de la que el guión exigía. Tampoco están nada mal Chris Pine (`Star Trek 2009´, `Infectados´) como el novato Will Colson, pues es un actor joven pero con instinto, y la bellísima Rosario Dawson en un papel secundario pero simpático. Los actores cumplen su función a la perfección, el problema es que el espectador no llega a sentir una gran empatía con ellos porque la cámara no capta correctamente sus actuaciones.
Todas las emociones y los conflictos de los personajes (que no hay muchas, pero las hay) están echadas por tierra por Scott, que se dedica a jugar alrededor de sus actores con la cámara, como un crio en un banquete de boda. Desde el minuto uno el tío no para quieto, e incluso llega a resultar ridícula la cantidad de veces en las que utiliza el recurso de la cámara girando circularmente alrededor de algo (sería realmente divertido contarlas). El hermano de Ridley Scott parece tener la absurda idea de que si deja la cámara quieta un momento la gente se va a aburrir. Así, Scott comete el grave error de confundir velocidad con ritmo, y es algo inentendible si tenemos en cuenta que ha rodado más de 17 películas, muchas de las cuales sí tenían una dirección mucho más decente y un ritmo conseguido.


En `Domino´ (id, 2005) Scott puso en práctica la que quizá es su puesta en escena más alocada y desquiciante hasta la fecha. Pero incluso ahí esa excesividad tenía su lógica para captar el espíritu alocado de la vida de la protagonista. No hay nada que justifique la puesta de escena de `Imparable´, ni siquiera el transmitir la sensación de velocidad y adrenalina de la persecución y captura del tren fuera de control. Porque lo cierto es que, a pesar tener imágenes y escenas espectaculares, el film no logra transmitir la sensación de adrenalina, de frenetismo ni de peligro en las numerosas escenas en las que los dos protagonistas se la juegan. El film de Scott resulta en todo momento mecánico, sin lograr contagiar de la emoción necesaria en toda película de acción (ni siquiera la música del siempre eficiente Harry Gregson-Williams lo consigue).
La cosa es que tampoco resulta un film despreciable. `Imparable´ es eficiente en muchos sentidos y sirve para pasar el rato si tampoco le pides mucho. Pero es uno de esos casos en los que me jode, porque veo las posibilidades que tenía y lo que podría haber sido con algunos retoques (o con un director algo más sosegado). Hay momentos aislados en los que la película funciona, como un instante en el que la relación entre el personaje de Whashington y el de Pine logra conmover. Pero son como pequeñas chispas que no acaban por encender la hoguera. Logros tan fugaces que se pierden en medio del completo caos visual que propone Scott. Un “podría haber sido y no fue”.

Personalmente no entiendo por qué el film está teniendo unas críticas tan aceptables. Es como si los críticos se hubieran acostumbrado al caótico estilo del director y salieran ahora con algo así como: “bueno, para ser de él no está tan mal”. Cuando lo cierto es que Tony Scott tiene películas mucho mejores, puede que no peliculones como su hermano, pero sí entretenimientos mucho más decentes que `Imparable´. Para muestra un botón: `El Último Boy Scout´ (The Last Boy Scout, 1991), `Amor a Quemarropa´ (True Romance, 1993), `Marea Roja´ (Crimson Tide, 1995), `Enemigo Público´ (Enemy of the State, 1998) o `Spy Game´ (id, 2001) son mucho mejores. Concretamente la última una estupenda película de acción e intriga, seguramente lo mejor que ha hecho hasta la fecha.
PD: Scott dirigirá próximamente la adaptación del conocido cómic `Némesis´, de Mark Millar y Steve McNiven. Yo por mi parte sólo pido que sustituya el café por la tila.

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