domingo, 19 de febrero de 2012

`La Mujer de Negro´, terror de manual


“Cuando morimos subimos ahí arriba, no nos quedamos a vagar por aquí abajo.”
-Daily (Ciarán Hinds)
Seguramente la razón por la que la mayoría de la gente mostrará interés por `La Mujer de Negro´ (The Woman in Black, 2012) será por la casi morbosa curiosidad de ver a Harry Po… Perdón, Daniel Radcliffe en un registro diferente, alejado ya de la figura del joven mago que le dio la fama y cuya saga terminó muy decentemente el pasado verano. En otras palabras, que mucha gente irá a verla simplemente por verle a él, ya sea por fanatismo incurable o por averiguar si se la pega una vez alejado de la comodidad de una saga larga y rentable y eso bien lo saben los productores que seguramente habrán apostado por él más por ser cabeza de cartel que por un actor de cierto prestigio, pues aún tiene mucho que demostrar al respecto. Por mi parte, siempre empeñado en ir a mi bola, mi interés residida en que este fuera el segundo trabajo en la gran pantalla del realizador británico James Watkins, que me dejó con la boca abierta con su potente debut `Eden Lake´ (id, 2008), película vergonzosamente inédita en nuestro país.

Este segundo trabajo viene además envuelto bajo el sello de la veterana productora de terror Hammer, recientemente resucitada de entre los muertos — bendita ironía— y que desde entonces ha apadrinado el digno remake de `Déjame Entrar´ (Let Me In, Matt Reeves, 2010) y olvidable `La Víctima Perfecta´ (The Resident, Anttie Jokinen, 2011), uno de los films que peor sabor de boca me dejó este verano. No obstante es sin duda la película que tenemos entre manos es la que con más autoconsciencia ha asumido la tarea de ser una “película Hammer” y no reducir la relevancia de la marca a una resultona aparición del logotipo antes de los títulos de crédito. `La Mujer de Negro´ recupera por así decirlo todo el encanto, la atmósfera y el clasicismo de esas producciones de terror, en la que es posiblemente una de las películas de terror —un género muy difícil y muy menospreciado— más dignas estrenadas en los últimos años. Y eso es todo un logro, aunque el ejercicio no tenga nada de nuevo.

sábado, 18 de febrero de 2012

`Shame´, la tristeza del lobo solitario


“No somos malas personas, sólo venimos de un sitio malo.”
-Sissy (Carey Mulligan)
No deja de ser irónico pero bastante significativo del absurdo mundo en el que vivimos, que con el estreno de una película tan profunda y triste como `Shame´ (Steve McQueen, 2011) al final casi se haya hablado más de la escenita en la que el inmenso —y me refiero a sus cualidades actorales— Michael Fassbender enseña su miembro y de la polémica casi impuesta por el tipo de temática de la cinta, que de calidad de la misma en sí. Y no deja de ser bastante triste, porque si alguien se piensa que esto es una película erótica con la que disfrutar viendo al actor de moda fornicar a diestro y siniestro es que no se ha enterado de lo que va el asunto. Si bien hace nada a cuenta de `War Horse´ (Caballo de Batalla, Steven Spielberg, 2011) reivindicaba un poco la inocencia y el poder redentor del cine ahora voy a elogiar una película que significa lo opuesto, pues ahonda fríamente —por decirlo de alguna manera— en los sitios más oscuros del alma humana, y lo hace tremendamente bien.

Cierto es que hay quizá un prejuicio momentáneo en lo que se refiere a la cinta, y es que ser Michael Fassbender —innegablemente uno de los actores revelación protagonistas en 2011, el otro ha sido Ryan Gosling— y follar demasiado no parece a priori un problema demasiado serio, incluso se podría pensar que ojalá todos tuviéramos el mismo “problema”. Pero fijarse solo en eso sería quedarse con lo más superficial de un relato de enorme sutileza, que insinúa mucho más de lo que muestra, y en el que el estado emocional del protagonista interpretado por Fassbender es el eje principal y motor de la historia ideada por Steve McQueen —que ya había trabajado con el actor siendo este todavía un desconocido en la demoledora `Hunger´ (id, 2008), película inédita en España— y su co-guionista Abi Morgan, cuyo trabajo se basa exclusivamente en el retrato detallado de un hombre atormentado.

lunes, 13 de febrero de 2012

NO es lo mismo ser blando que ser sentimental


*Blando: Débil de carácter, falto de energía o severidad.
*Sentimental: Que contiene elementos que emocionan o conmueven, expresa sentimientos de amor, pena o ternura.
Del mismo modo que no es lo mismo ser romántico que ser un meloso, no es lo mismo ser blando que ser sentimental, dos características que muy unidas a la hora de juzgar el carácter de las personas —guste o no guste el mostrar los sentimientos es visto en muchos sitios como síntoma de debilidad—, pero que a la hora de juzgar las cualidades de un relato ya sea cinematográfico o de cualquier otra naturaleza no están necesariamente relacionados. ¿La razón? Pues además de evidente, me parece bastante razonable: una película sentimental puede tener fuerza, garra y pasión a la hora de reflejar cierto qué tipo de sentimientos —amor, dulzura, ternura…— que suelen ser relacionados con ese tipo de blandenguería o temáticas empalagosas. Porque en el cine, lo que cuenta es la fuerza narrativa, de cómo contar la historia, no lo supuestos puntos flacos de la historia en sí.

Todo esto, como el lector avispado habrá podido prever, viene a cuenta de la reciente `War Horse´ (id, Steven Spielberg, 2011), que ha venido precedido de no pocos comentarios exceptivos tachando la trama de la película de bobería, cursilada o infantiloide, y ha servido para que los detractores del veterano director —que son más de los que en un principio hubiera podido sospechar— hinquen bien el diente, tachándolo alegremente de realizador blandengue y edulcorado que busca siempre la lágrima fácil a toda costa. Como fan incondicional de Spielberg, al que considero merecidamente uno de los mejores directores de la historia, uno no puede más que quedarse estupefacto. No es este texto, no obstante, una carta de defensa enfurecida hacia la obra de este hombre —que creo que se defiende bien solita—, sino una reflexión acerca de algunas diferenciaciones en lo que se refiere a una utilización de términos que creo equivocada, más allá de la opinión de cada uno.

sábado, 11 de febrero de 2012

`War Horse (Caballo de Batalla)´, la inocencia en tiempos de guerra


“Hay días grandes y días pequeños, Joey, y hoy es un gran día.” 
-Albert (Jeremy Irvine)
Uno no puede más que pensar en lo mal que debe de estar la sensibilidad y el estado de ánimo de la gente al ver algunas reacciones hacía `War Horse´ (Caballo de Batalla), recibida ya desde que se anunció el proyecto hace dos años con bastante recelo y cinismo, aún proviniendo de un realizador tan reputado y consagrado como es el cada vez más minusvalorado Steven Spielberg o quizá en parte por ello. Sólo se me ocurre que en esta época de crisis y escepticismo la gente está muchísimo menos dispuesta a soñar, dejarse llevar y disfrutar de una historia sobre la amistad entre un joven debutante Jeremy Irvine, cuyo rostro y actuación recuerdan mucho más a los de jovenzuelos de la edad dorada de Hollywood que a la de actores juveniles actuales y un caballo separados por la guerra, que sirve de metáfora para reivindicar la inocencia y la pureza en un tiempo de oscuridad y muerte. Una propuesta muchos dirán que anticuada hoy en día, en el que son necesarias miradas más actuales y “realistas” de la guerra —comentarios irónicos en la mismo año en que se ha aplaudido un film tan “retro” como `The Artist´—, pero que a mí se me revela como una película totalmente valiente y arriesgada, nacida en una época en la que, evidentemente, está condenada a ser menospreciada.

Y es que es muy fácil atacar `War Horse´. Todos sus “defectos” en el sentido en el que el sentimentalismo y la honestidad a la hora de no rehuir el evidente infantilismo de la propuesta se puedan considerar defectos están a flor de piel, bien visibles y apreciables para cualquiera que se siente en la butaca con las uñas afiladas, con cara de estar pensando “Spielberg, no intentes jugar con  mis sentimientos o te reviento”… Por el contrario hace falta algo más que ir de listillo y de tipo duro me gustaría saber cuántos de los que atacan `War Horse´ hoy en día no derramaron lagrimones en su infancia con `E.T.´ (id, 1982)— y quizá tener más memoria cinéfila para apreciar las increíbles cualidades de esta historia de sabor clásico, repleta de un tipo de magia cinematográfica de otra época, en el que la sombra de John Ford planea orgullosa por algunos de los pasajes —la primera mitad del film trascurre en un lugar que bien podría ser la aldea de `El Hombre Tranquilo´ (1952), y la parte bélica remite algo a películas como `Río Grande´ (1950)—, mientras que el espíritu de las primeras películas Disney de carne y hueso —véase `Un Viaje Increíble´ (1963)— resuena con fuerza en cada una de las microhistorias que pueblan el viaje del caballo Joey.

sábado, 4 de febrero de 2012

`Moneyball: Rompiendo las reglas´, bola baja


“Más vale que esto salga bien…””
-Billy Beane (Brad Pitt)
Cuando hace unos años desde la edición 2009 creo recordar— se aumentó el número de candidaturas a la mejor película en los cada vez menos prestigiosos Oscar, muchos pensamos que esta sería una ocasión excepcional para que se entrase a valorar, aunque sólo fuera con una nominación, películas que en otras circunstancias sólo habrían optado a premios menores —algo así como los casos de `Toy Story 3´ (id, Lee Unkrich, 2010) y `Origen´ (Inception, Christopher Nolan, 2010) el año pasado, para mí desde luego muy superiores a la monárquica triunfadora final—. Pero este año, en lugar de optar por elecciones más arriesgadas y llamativas —ahí están `El Topo´ (Tomas Alfredson),  `Drive´ (Nicolas Winding Refn), `Millennium: Los Hombres que no Amaban a las Mujeres´ (David Fincher), `J. Edgar´ (Clint Eastwood), `Shame´ (Steve McQueen) o `Los Idus de Marzo´ (George Clooney)—, me da la sensación de que se han rellenado los huecos con cosas menores y muy académicas, como `Criadas y Señoras´ (The Help) o esta misma. Cintas correctas pero para las cuales una nominación a “mejor película” y otros premios principales parece excesiva.

No es que `Moneyball: Rompiendo las Reglas´ sea una película desdeñable, para nada. Está bien escrita, bien dirigida y bien interpretada, pero sencillamente no logra ser una gran película. Se echa mucho en falta algo más de pasión en el film dirigido por Bennett Miller, que ya tuvo representación en la gala de los premios de la academia hace seis años con su `Truman Capote´ (Capote, 2005), film que le valiera un merecidísimo Oscar al casi siempre inmenso Phillip Seymour Hoffman —también presente en esta película con un papel meramente anecdótico—. Ya aquella película pecaba precisamente de lo mismo: una frialdad en el tratamiento que hacía que todo lo que sucedía no tuviera la debida trascendencia ni dejara huella en el espectador. De hecho, soy de los que defienden la superioridad del otro film de idéntica temática estrenado en la misma temporada, la más divertida y emotiva `Historia de Un Crimen´ (Infamous, Douglas McGrath, 2006), con una gran actuación de Daniel Craig y en la que el excelente —y casi siempre secundario— Toby Jones componía un Truman Capote que en nada tenía que envidiar al de Hoffman.