jueves, 14 de octubre de 2010

`Wall Street´, el capitalismo es el mal


“La ambición es buena, es necesaria y funciona.”
-Gordon Gekko
Oliver Stone es un hombre de fuertes convicciones políticas, para el cual “en cualquier película siempre hay una implicación histórica” (cita textual). Y lo cierto es que su filmografía habla por sí misma: en `Platoon´ (1986), `Nacido Cuatro de Julio´ (1989) y `El Cielo y la Tierra´ (1993) criticó duramente la guerra de Vietnan (en la que por cierto participó y que le marcó de por vida). Ha dirigido tres películas que giran en torno a tres presidentes que ha tenido su país, ya sea para criticarlos o para hacernos ver la conspiración que rodea la muerte de uno de ellos: `Nixon´ (1995), `W.´ (2008), `JFK´ (1991). Y en su obra todavía hay sitio para una crítica a la violencia y el morbo en los medios de comunicación (`Asesinos Natos´, 1994) y para algunos documentales favorables a las figuras de Fidel Castro y Hugo Chávez: `Comandante´ (2003), `Looking for Fidel´ (2004), `Al Sur de la Frontera´ (2009).
Así pues, al igual que Michael Moore (este a través de sus ácidos documentales), se podría decir que Stone se especializó en desempeñar el papel de “malo de la película”, encargándose de señalar las deficiencias de su “gran nación” y mostrar lo realmente podrido que está el aparentemente perfecto “sueño americano”. En el caso de su segundo film tras la premiada `Platoon´ (Oscar a la mejor película, director, montaje y sonido), eligió como blanco el sistema capitalista en general y los peces gordos de Wall Street en particular, con una historia llena de ambición, codicia, trajes caros, traiciones y (sobre todo) uno de los villanos más carismáticos que ha dado jamás la historia del cine: Gordon Gekko.
 

Esa enfermedad llamada codicia

No ha sido la primera vez ni la última que Stone ha dado su particular punto de vista sobre ambiciones desmedidas que acaban (inevitablemente) de mala manera. Su mano se nota mucho en el guión de `El Precio del Poder´ (1983) de Brian de Palma, y más tarde él mismo narraría las aventuras del joven conquistador Alejandro Magno. Pero en ninguna de esas películas se nota tanto el pensamiento de Stone como en esta `Wall Street´, en la que la que la ambición es tratada prácticamente como una enfermedad, que en este caso padece el joven Bud Fox (Charlie Sheen, por aquel entonces actor de moda que ya había trabajado con Stone un año antes en `Platoon´), un agente de bolsa con problemas para llegar a fin de mes.

La primera vez que vemos a Bud es caminando entre la multitud y luchando por hacerse un hueco en un ascensor. No me parece algo gratuito. Efectivamente Buddy lucha por conseguir su lugar en el mundo, lo que pasa es que no quiere que sea entre la multitud: sueña con destacar, con ser grande… ¿y quién no? Es ahí donde entra en juego Gordon Gekko (indiscutiblemente una de las mejores interpretaciones de Michael Douglas), toda una leyenda que Bud toma como referencia de lo que a él le gustaría llegar a ser. A pesar de ser completamente inaccesible, Buddy consigue a base de tenacidad e insistencia reunirse con él. Esa escena resulta una perfecta presentación del personaje de Gekko, que no para quieto ni un segundo, haciendo acuerdos y hablando por teléfono mientras le da al joven un pequeño margen para que logre “deslumbrarle”.
Finalmente Buddy le revela una información de utilidad a Gekko, acerca de una compañía aérea (información confidencial conseguida en una conversación informal con su padre, miembro de la compañía). Así pues, Gekko le da una oportunidad a Bud, no por la información en sí, sino porque ve hasta dónde está dispuesto a llegar por conseguir lo que quiere. Gekko cree ver en Bud a un semejante, alguien que estará dispuesto a hacer cualquier cosa con la motivación necesaria. Porque, ¿qué es el llevarle a restaurantes de lujo, comprarle un traje carísimo y proporcionarle “gratas compañías” más que un modo de llevarlo al punto que a él le interesa? Gekko le proporciona todo eso, y luego amenaza con dejarle con la miel en los labios, como si le dijera: “todo esto puede ser tuyo, pero ¿hasta dónde estarías dispuesto a llegar para conseguirlo?”
La verdad es que se podría llegar a pensar que en un principio `Wall Street´ es incluso contraproducente con la historia que quiere contar al final. Para empezar porque el personaje más interesante y carismático de la película en sin duda el propio Gekko, y también porque el film nos hace participes del ascenso y el éxito del personaje de Bud, que es al fin y al cabo el protagonista. Pero todo eso está hecho así aposta con un fin. Lo que Stone pretende es hacernos “cómplices”, convirtiendo al personaje de Buddy en un reflejo de nuestras propias ambiciones y deseos frustrados. Por eso disfrutamos con el ascenso de Bud, deseamos que consiga la chica de su sueños (Daryl Hannah), que impresione a Gekko y que éste le elogie tanto como si fuéramos nosotros mismos.  




Todo lo que sube tiene que bajar
Pero poco a poco, Stone va introduciendo (como el que no quiera la cosa) el mensaje de que no es oro todo lo que reluce, y de que ese tipo de éxito no se consigue si no es a costa del fracaso de los demás, o sea: que para alzarse sobre la multitud hay que pisotear a los que están abajo. El despido de un viejo agente de bolsa acabado (suplica que no le echen mientras que Buddy se dirige a ocupar su despacho) o el modo prepotente en el que Bud trata a su antiguo compañero (con el que antes broméame) son buenos ejemplos de ello. Poco a poco Stone empieza a desgarrar el sueño del que antes nos había hecho participes, y a enseñarnos una verdad bastante menos agradable.

Y la verdad es que Gekko no es más que una serpiente que envenena la mente de todo el que le oye, incluido Bud, que acaba ciego de poder y éxito hasta tal punto de llegar a enfrentarse con su propio padre (Martin Sheen, padre en la vida real de Charlie Sheen). No es casualidad que este personaje sea un humilde trabajador al que nunca le ha sobrado el dinero (pero que no duda en prestárselo a su hijo al comienzo de la película) y un viejo zorro, siendo el único que cala a Gekko realmente y no se fía de él (para irritación de Buddy). Evidentemente Bud acabará viendo que su padre tiene razón cuando Gekko se la mete doblada en un negocio. Buddy se da cuenta de que el éxito no puede obtenerse a cualquier precio y que todo tiene un límite (en su caso: su padre). Gekko acaba dando (sin saberlo) con el tope de la ambición de Buddy.

Despertar de la conciencia y redención. Esos son los dos conceptos que marcarían el final de `Wall Street´. Y si bien el ascenso siempre es dulce, la caída siempre es dolorosa. Bud acaba renunciando a todo lo que ha obtenido, desde su estupenda casa hasta a Daryll Hannah (personaje femenino la mar de insulso y prescindible, la verdad), por recuperar algo que había perdido: su integridad. Y en el fondo lo que hace es algo tan sencillo como elegir entre su padre y su mentor, pero al mismo tiempo decide lo que quiere ser él. No el exitoso y sin escrúpulos hombre de negocios, sino el honrado y humilde trabajador. El hijo prodigo vuelve donde su padre en busca de perdón (la emotiva escena del hospital) y el aprendiz traiciona a su maestro (una historia tan vieja como el tiempo), además de recibir su propio e inevitable castigo. Son situaciones de un gran poder implícito. Y a pesar de ello el final es lo que menos me convence de `Wall Street´, resultándome una resolución demasiado abrupta, que me deja frío.
Por lo demás, y en líneas generales, `Walt Street´ me parece una película bastante buena, pero que no está a la altura de su fama, ni de lejos. De hecho, creo que la única razón de esa fama y lo que realmente sobresale de la cinta es el excelente trabajo de Douglas. Por lo demás no me parece una gran película, ni lo mejor de Oliver Stone. Lo que sí es, es un film entretenido (pese a tanto incomprensible “compra” y “vende”), una historia con poderosa moraleja, además de una crítica (si no feroz, sí bastante efectiva) a la cultura del éxito a toda costa de EEUU (y de todo el mundo, ¿para qué engañarnos?). Quizá lo peor es el soso Charlie Sheen de protagonista, que no tengo ni idea de por qué es actualmente el actor mejor pagado de la TV (por `Dos Hombres y Medio´). Pero a su favor tenemos la impecable labor de Stone tras las cámaras, la fotografía de Robert Richardson (que juega mucho con los tonos dorados) y el resto de los actores, pues además de Douglas (que sobresale) y Hannah (que no aporta nada), la película cuenta con los estimables trabajos de gente como Terence Stamp y James Spader.


La Secuela

“Mucha gente me llama comunista como un insulto. Lo cierto es que ahora los villanos están en Wall Street y yo llevo veinte años diciéndolo.”
-Oliver Stone
En el momento en que escribo estas líneas aún no he visto la secuela estrenada el pasado viernes: `Wall Street: El Dinero Nunca Duerme´ (una de las frases más famosas de Gekko). Aunque la crítica acusa a Stone de haber perdido fuerza en los últimos años yo creo que en realidad lo que pasa es que los tiempos han cambiado, y lo que era provocativo y controvierto hace diez años ya no lo es tanto. Vamos, que no es tan fácil hacer una película provocativa sobre el presidente de Estados Unidos (la infravalorada `W.´, que aquí ni siquiera se estrenó en cines) cuando ya se reía de él y lo criticaba todo el mundo.

Por tanto, y ya que a mí `Alejandro Magno´ (2004), `World Trade Center´ (2006) y `W.´ (2008) me gustaron, le daré una oportunidad a lo nuevo de Stone. Aunque el volver con una secuela de un viejo éxito de los ochenta no dice mucho de Stone y Douglas. No obstante, Stone nunca antes ha dirigido una secuela y Douglas no accedió a participar en la de `Instinto Básico´. Así que esperemos que no sea verdad eso de que “han resucitado a Gordon Gekko en vano”, y que haya sido porque todavía les quedaba algo interesante que contar. Shia Labebouf interpretará un personaje similar al de Charlie Sheen (no sé yo si hemos salido ganando en soseria) y Carey Mulligan, Susan Sarandon, Frank Langella y Josh Brolin (que interpretó magistralmente a Bush) tendrán papeles secundarios. Yo con que sea entretenida me doy con un canto en los dientes.  

PD: ¿Sabíais que Estados Unidos es el único país del mundo en el que la búsqueda de la felicidad es un derecho constitucional?

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