martes, 12 de octubre de 2010

`El Americano´, la soledad del asesino




“Las personas que buscan el perdón son las que más pecados tienen en su historial.”
-Padre Benedetto
Teniendo como tenemos en estos momentos una cartelera llena de títulos bastante flojos, un adicto al cine como yo espera como agua de mayo cualquier producto que pueda ofrecerme mínimamente algo de buen cine, bien rodado, con sustancia, y con unos actores que se ganen el sueldo. No tengo la menor duda de que `El Americano´ ha resultado ser esa película, pues sin ser en ningún momento un film relevante o trascendental (que no lo pretende) sí que es un perfecto ejercicio de estilo, que cuenta además una historia extrañamente hipnótica y llena de tristeza.
Protagonizándola como la protagoniza un actor como George Clooney (que es muy buen actor, sí, pero sobre todo muy inteligente a la hora de elegir sus papeles) uno podría esperarse una película bastante más comercial, con aires de cine de intriga, lleno de persecuciones y disparos al más puro estilo Jason Bourne. Pero `El Americano´ está muy lejos de ser eso, quedándose más cerca del cine de autor (aunque con mayor presupuesto, claro está). Una película en la en que la mayor parte del tiempo parece que no ocurre nada relevante en pantalla, cuando en realidad ocurren muchas cosas.



Es una pena que, ya sea porque no fuera lo que muchos se esperaban, o porque el tráiler aparentaba otra cosa, la película dirigida por Anton Corblijn (tengo pendiente de ver `Control´) esté siendo tan mal recibida por gran parte del público, que la tachan de aburrida. Me es difícil de entender cómo se lo puede pasar uno mejor viendo matar a Milla Jovovich zombis por cuarta vez de las formas más rebuscadas posibles antes que con esta muestra de autentico cine. Yo hice doble sesión, y me vi esta y la de `Lope´. La primera me dejó al límite de rendirme en los brazos de Morfeo y entré a ver `El Americano´ realmente adormilado. Sólo diré que acabé con los ojos abiertos como platos.
La historia a la que juega la película es ya vieja (como suele decirse: inventado está ya todo), y nos acerca a la vida de un asesino a sueldo al que llaman “el americano”. Curiosamente no se nos presenta a este personaje en plena acción, sino compartiendo un momento intimo con una mujer en una cabaña perdida en un paisaje nevado. Es entonces cuando es acechado por otro asesino al que han contratado para matarle. Tras eliminarlo sin contemplaciones acaba también con la mujer que lo acompaña, con una sangre fría terrible. Así se aleja ya desde un primer momento al personaje de Clooney de otros antihéroes vistos en el cine últimamente. Aquí no hay “peros” que valgan. El personaje interpretado por Clooney es un asesino frio y cabronazo que no merece el perdón que buscará.



Me llamaron mucho la atención los títulos de crédito que se dan a continuación (acompañados de la acertada música de Herbert Grönemeyer), con la cámara fija dentro del coche que conduce Clooney en el interior de un túnel. Se ven en un segundo plano desenfocado las luces anaranjadas del túnel, y al final un pequeño punto blanco que va en aumento, que resulta ser la salida. Esto es fácilmente interpretable como una metáfora de lo que tratará la película en adelante: de la salida de ese asesino de los infiernos a los cielos. La redención, siempre un elemento recurrente en el cine, vuelve a ser aquí la protagonista del relato. Eso se nota sobre todo en las conversaciones que mantiene el personaje de Clooney con el cura del pequeño pueblo italiano en el que se esconde hasta que amaine el temporal (alguien le quiere ver muerto).
Curiosamente el padre Benedetto se fija en Clooney desde un primer momento, como si tuviera un sexto sentido para ver los demonios interiores de una persona aparentemente normal para el resto. Las conversaciones que mantienen quizá pueden tacharse un poco de evidentes, pero aún así funcionan gracias al buen hacer de los dos actores, que están soberbios. El americano (también llamado durante la película el Sr. Mariposa) no parece realmente arrepentido por nada de lo que ha hecho, pero es uno de esos casos en el que el tormento va por dentro. Sus deseos de huir de la forma de vida que en su momento decidió llevar llegaran a su clímax al empezar a enamorarse de una prostituta a la que visita (por mucho que suene a cliché la forma de tratarlo no resulta nada tópica).


Aprovechando al máximo la belleza y la magnificencia de las montañas italianas donde trascurre la mayor parte de la película, Anton Corblijn (que antes de meterse a director era fotógrafo, y se nota) rueda con gran elegancia y buen hacer visual, pero sin alardes ni grandes movimientos de cámara. Gracias a eso, momentos como en los que Clooney escoge piezas y las manipula para crear el arma que le han encargado resultan fascinantes (en lugar de aburridos para personas como yo, que poco entienden de armas o de su mecánica). Otro tanto de lo mismo con respecto a las escenas que comparte con la mujer que le encarga el arma y a la que enseña su funcionamiento, o las que tiene con la prostituta de la que se enamora, desde la escena de sexo (maravillosamente intensa) o momentos más íntimos como la acampada cerca del río (ahí vemos realmente lo difícil que le resulta al “Sr. Mariposa” confiar en alguien).

Pero si en algo destaca Corblijn es en su forma de rodar las escenas de tiros y de “acción”, que son perfectamente crudas e intensas en lugar recurrir a los efectos baratos. Y es que en un tiempo en el que gusta mucho el ruido y la música a todo volumen, Corblijn apuesta por el uso del silencio y la tensión bien sostenida. `El Americano´ logra mantenerte en todos esos momentos (escasos y bien repartidos) con los ojos bien abiertos, expectante de lo que va a pasar, en lugar de mostrarte cómo suceden un montón de cosas en poco tiempo, que suele ser lo que les gusta a los jóvenes de hoy en día (precisamente los que salen de las salas entusiasmados con el bodrio de `Resident Evil: Ultratumba´ y echan luego pestes de cosas como esta). Por mi parte, prefiero mucho más las cuatro escenas “moviditas” que tiene `El Americano´ más que la treintena que tiene la nueva peli de WS. Anderson.

En definitiva, recomiendo encarecidamente esta pequeña maravilla. Una película que apuesta más por el silencio bien llevado que por el ruido, más por las miradas que por los diálogos, y por una puesta en escena elegante y un ritmo lento en lugar de rapidez sin ritmo y sucesión incoherente de planos. Una triste historia de un hombre que está lejos de ser un héroe, pero cuyo deseo de escapar de su pasado llega a importarnos lo suficiente para que suframos con él su inevitablemente trágico desenlace (algo parecido a `Carlito´s Way´). Clooney me ha gustado, un poco más que en `Up in the Air´ (su personaje guarda ciertas similitudes con el de esta película) y bastante más que en `Los Hombres que Miraban...´. Su actuación acaba siendo la guinda de este delicioso pastel.


PD: Tiene gracia que el personaje de Clooney se haga pasar por fotógrafo (recordemos: antigua profesión de Corblijn) en su estancia en el pequeño pueblo italiano, pues precisamente muchos términos fotográficos derivan de términos de caza, y en ambos casos se trata de apuntar y disparar.

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