“Hay cosas malas, hay cosas malas… pero todavía puedes vivir.”-Joe Lamb (Joel Courtney)
Cuando se anunció que `Super 8´ (id, 2011), la nueva producción de J.J. Abrams, finalmente no se estrenaría en España hasta finales de agosto (cuando su estreno en Estados Unidos iba a ser a mediados de junio) yo fui de los que se llevó las manos a la cabeza, escandalizado por el injustificado y excesivo retraso de este blockbuster veraniego que (por los trailers y su completamente nostálgico y maravilloso cartel) parecía que iba a recuperar de manera revitalizada el estilo de las producciones de Steven Spielberg realizadas alrededor de los años ochenta y comienzos de los noventa. Un tipo de cine que alguien como yo, que se ha criado mamando de él, echa inevitablemente de menos. Pero una vez pasado el tiempo y llegado el ansiado momento creo que no exagero si digo que la espera ha merecido la pena, y que `Super 8´ es seguramente el mejor broche final inimaginable para un verano no especialmente llamativo por su calidad (con salvables excepciones).
Sí, amigos. Ese señor de nombre J.J. Abrams, que después de una exitosa carrera en televisión (`Perdidos´, `Alias´) saltó al cine devolviendo la vida a dos series cinematográficas completamente hundidas (con `Misión Imposible III´ y `Star Trek 2009´), ha mirado hacia atrás con ojos nostálgicos, y el resultado es ni más ni menos que la mejor película que nos ha dado el verano y, por ahora, una de las mejores del año, por mucho que algunos cínicos se empeñen en no verlo y en desmerecer las cualidades de una cinta sencillamente maravillosa, mágica y emotiva. De estos sujetos nunca faltan, pues tiene que haber de todo. Afortunadamente, el cine, cuando está bien hecho y especialmente cuando desprende tanto amor y cariño en cada fotograma como es el caso, no necesita de defensa alguna. Sencillamente se defiende solo, y de hecho esta crítica es completamente innecesaria (en el supuesto de que alguna no lo sea), lo reconozco.