domingo, 26 de diciembre de 2010

`Tron: Legacy´, entretenido pero vacío espectáculo


“Yo no soy tu padre Sam, pero me alegro mucho de que estés aquí.”
-CLU
Hay veces en las que una película pasa a formar parte de la historia del cine por razones que no están necesariamente ligadas a su calidad cinematográfica. Puede ser por la temática, por una escena en particular, por una actuación o (como es el caso) por suponer un punto de inflexión en los avances tecnológicos y en su modo de aplicarlos para contar una historia. Por tanto, la primera entrega del film que nos ocupa (Tron, Steven Lisberger, 1982), no es que fuese una gran película, pero se ha convertido en un film de culto por ser la primera película de la historia en utilizar la animación por ordenador. Esa es su relevancia en la historia del cine, y no hay mucho más.
No es por quitarle meritos. Reconozco que el proyecto fue una decisión arriesgada por parte de Walt Disney Pictures, que se atrevió a ver en las computadoras una nueva frontera que explorar en el celuloide, no sólo en lo que se refiere a efectos, sino en cuestión de historia (cosas posteriores como `Matrix´ son impensables sin el paso que se dio entonces). Claro que el ser visionario no siempre está bien visto, y la película fue un sonoro fracaso que fue cogiendo popularidad sólo posteriormente. Conscientes de esa popularidad, los de la Disney han querido sacar el universo de Tron del baúl de los recuerdos e intentar explotarlo fructíferamente en la época del 3D, herencia directa de `Avatar´ (indiscutiblemente otro punto de inflexión en la historia del cine, pero en este caso además un decente film de aventuras).


 
Estupendos efectos, magnifica banda sonora, flojísima historia
Y la pregunta es evidente: ¿han conseguido aprovechar esta vez los avances tecnológicos al servicio de una buena película de acción? ¿Es `Tron: Legacy´ todo lo buena que podría ser? Mi respuesta es un rotundo no. Ni de coña. Al igual que la película que le precede, el film dirigido por Joseph Kosinski (especialista en publicidad y director de un par de anuncios de conocidos videojuegos) destaca pos sus efectos especiales y sus avances tecnológicos, en este caso no porque sean innovadores, sino más bien porque son un paso adelante con respecto a cosas que ya habíamos visto. Las animaciones en 3D son espectaculares, y la captura de movimiento sobresaliente.
Dicho esto, tampoco creo que `Tron: Legacy´ tenga la capacidad de dejar con la boca abierta. No a los mismos espectadores que ya han visto cosas como `Avatar´, `Speed Racer´ o `Matrix´. La película de Kosinski es espectacular e impresionante, sí. Pero no pilla al espectador desprevenido, perdiéndose el efecto sorpresa con el que sí contaba su predecesora. Por tanto, mucho más que a la anterior, es difícil perdonar el que la historia sea tan simple, que la acción carezca por completo de emoción, y (sobre todo) que el guión firmado por nada menos que seis cabezas pensantes (Adam Horowitz, Richard Jefferies, Edward Kitsis, Brian Klugman, Steven Lisberger, Lee Sternthal) no sea más que una acumulación de tópicos poco original.

`Tron: Legacy´ ha caido veintiocho años después del film original de Steven Lisberger (coautor del guión) justamente en su mismo fallo: una cuidada y hermosa forma pero un fondo hueco. Poco importa que los creadores del film hayan querido darle un ligero toque del tipo de espectáculo que suele realizar Christopher Nolan, tanto en la fotografía de las primeras escenas en la ciudad (las escenas con la moto y el salto del rascacielos recuerdan a `El Caballero Oscuro´) como en algunos aspectos de historia (el Sam Flynn interpretado por Garrett Hedlund es un multimillonario rebelde imitación barata de Bruce Wayne). Porque lo cierto es que `Tron: Legacy´ se queda a años luz del nivel de espectáculo de Nolan, que sin necesidad de recargar la pantalla de efectos es capaz de lograr cosas tan impresionantes y emocionantes como `Origen´.
También se queda cinematográficamente muy lejos del tipo de espectáculo que suele ofrecer Cameron (que ha alabado la película por cierto), al que justamente algunos criticaron por haber ofrecido  un vacío espectáculo de flojo guión con `Avatar´. Supongo que el mismo tipo de gente que no sabe diferenciar entre sencillez y simpleza, y que no tienen memoria suficiente para recordar que una sencilla reinterpretación espacial de historias de viejos caballeros y princesas en peligro como lo es `La Guerra de las Galaxias´ (George Lucas, 1977) es todavía hoy una obra maestra del cine de aventuras, cuyos efectos puede que hayan quedado anticuados (mal que le pese a Lucas), pero que sigue resultando funcional en su básica historia del bien contra el mal. En ese sentido, `Tron: Legacy´ no es una película de historia sencilla, pues juega con material complejo (ideas de potencial filosófico y existencial, trasladadas a un universo cibernético), pero tratándolo de una manera simplista, sin aprovechar su potencial. 

Kosinski no parece interesado en contar una historia que tenga vida propia, sólo se dedica a construir su film de manera superficial, a base de ideas y referencias de otras películas: el film original, el aire de las superproducciones de Nolan, y unos curiosos parecidos (no sé hasta qué punto buscados) con la saga galáctica creada por George Lucas. Así, el personaje de Kevin Flynn interpretado por Jeff Bridges es esta vez una especie de Obin Wan Kenobi (toga incluida) que todo lo puede y que acompaña a su hijo como a un joven aprendiz. Por su parte, el personaje de Tron (bastante anecdótico pese a ser el título del film) es una especie de Dark Vader, un caballero del bien convertido al mal cuya conciencia despierta en el último momento. También tiene guasa la frase con la que CLU (la malvada copia digital y rejuvenecida de Bridges) recibe a Sam, pues casi parece una parodia de una de las frases más famosas de la saga (“yo soy tu padre”, “yo no soy tu padre”).
Todo ello no hace más que confirmar el autentico pastiche de tópicos y cosas ya vistas que es la historia de `Tron: Legacy´. Una historia carente de garra o de emoción, tan fría como el tecnológico paraje en el que se desarrolla, protagonizada por unos personajes totalmente planos. Bridges es el mejor de la función (por partida doble), y ni siquiera él destaca especialmente. Garrett Hedlund es el típico guaperas inexpresivo al que nos tienen acostumbrados en Hollywood, y Olivia Wilde luce su figura y poco más, con un personaje que recuerda mucho al de Milla Jovovich en `El Quinto Elemento´ (Luc Besson, 1997). Por su parte, un histriónico Michael Sheen realiza una “divertida” aparición, y Cilliam Murphy un anecdótico cameo (¿un adelanto para una segunda parte?).

En definitiva, ¿es entones la secuela de `Tron´ un entretenimiento despreciable? ¿Uno de tantos otros blockbusters fallidos? ¿Algo de lo que prescindir totalmente? Tampoco diría yo eso, porque la verdad es que depende mucho de la idea de entretenimiento que tenga uno. `Tron: Legacy´ es una delicia visual, y tiene el acompañamiento de una magnifica banda sonora creada por el dúo Daft Punk (cuyo trabajo recuerda algo a los últimos trabajos de Hans Zimmer). Así que aunque no conecté emocionalmente con nada de lo que sucedía en pantalla mentiría si dijera que el visionado del film se me hizo aburrido o insoportable. `Tron: Legacy´ puede disfrutarse, como si fuese un caro videoclip o como una espectacular promo de videojuego. Depende del espectador quedarse con el inmejorable envoltorio o quejarse de lo insustancial del contenido. Yo me quedo en un término medio, que suele ser siempre lo más sensato.

1 comentario:

DIOS dijo...

¿Por que se ha borrado el anterior comentario?

Lo repito (mas o menos):
Se nota que el director tiene experiencia en los videojuegos (ha hecho 2 de los mjeores trailers de la pasada decada).

PD: la mejor frase de la peli: "esto es lo mio"

http://blog.ajchristian.org/wp-content/uploads/2010/12/sam-flynn-tron-Garrett-Hedlund-fight-guns-400x168.jpg

¡¡Y lo mio tambien cabron!!