jueves, 16 de diciembre de 2010

`Biutiful´, las ruinas de un hombre



“La muerte no es el final Uxbal, y tú lo sabes.”
-Bea
Como buen aficionado al cine, de vez en cuando hay que olvidarse un poco de las propuestas comerciales (que dan tantas alegrías como desilusiones) y darle una oportunidad a otro tipo de película, no porque tenga que ser necesariamente mejor, sino ante todo y sobre todo porque es algo diferente. Y no se me ocurre un tipo de cine más diferente y más arriesgado que el del mexicano Alejandro Gonzáles Iñárritu, que debutó en su país de origen con la desgarradora `Amores Perros´ (id, 2000), y que más tardé emigró a los Estados Unidos, donde ha dirigido sus dos últimas películas: la magistral `21 Gramos´ (21 Grams, 2003) y la interesante `Babel´ (id, 2006).
Ese último film (que estuvo nominada a siete Oscars, pero sólo se llevo uno a la mejor banda sonora) resultó ser el fin de la colaboración entre Iñárritu y su guionista habitual Guillermo Arriaga, que al parecer “reclamaba” su autoría como gran artífice que estaba detrás de las tres películas. Hubo bronca y al final Iñárritu lo mandó a paseo. Dos años más tarde Arriaga se dispuso a demostrar su valía dirigiendo un guión suyo, pero el tiro le salió por la culata, pues `Lejos de la Tierra Quemada´ (The Burning Plain, 2008) era un flojo drama que quedaba muy lejos de sus colaboraciones con Inárritu. Ahora tocaba ver qué tal se las arreglaba el director sin su “alma gemela”.


La belleza de lo imperfecto
Tras ver `Biutiful´ no me cabe ninguna duda de que lo realmente especial de `Amores Perros´, `21 Gramos´ y `Babel´ era la dirección de Gonzaléz Inárritu y no el guión de Guillermo Arriaga. Es cierto que en con su nuevo trabajo el director pierde la estructura intrincada y los saltos de tiempo tan representativos de sus anteriores películas (auténticos puzles narrativos). En ese sentido su cine se ha vuelto más lineal y más sencillo, pero sigue siendo indudablemente suyo. La personalidad del director mexicano sigue estando patente en toda esta película, dirigida con su habitual pulso firme y (sobre todo) su compleja visión de la desgracia humana.

La película nos sumerge de lleno en la vida de Uxbal, un hombre divorciado que se hace cargo de sus dos hijos, que mantiene una tormentosa relación con su autodestructiva ex-mujer, y que se gana la vida buscando trabajo a inmigrantes ilegales y como médium en sus ratos libres (es la primera película del director que toca el ámbito sobrenatural). Uxbal es un hombre que lleva una vida fracasada, no habiendo logrado ser ni un buen marido ni un buen padre, y que se codea con los bajos fondos de la sociedad (inmigrantes y explotadores). Sólo cuando recibe la noticia de su inminente muerte empezará a buscar desesperadamente la paz en su vida, protegiendo a sus hijos ante su inminente marcha y salvando lo poco que queda de sí mismo.

`Biutiful´ es ante todo y sobre todo un bello poema sobre el sufrimiento, el relato de un hombre que cae sin remedio por un negro abismo que no parece tener fin. Iñárritu encuentra al perfecto receptor de todo ese dolor en Javier Bardem, sobre cuya actuación está sostenida por completo toda la película. El actor (al que vi por última vez interpretando a un personaje ridículo junto a Julia Roberts en la tontorrona `Come, Reza, Ama´) realiza una de las mejores interpretaciones de toda su carrera, construyendo un personaje que resulta creíble y muy humano precisamente por sus imperfecciones.
Y de eso es de lo que trata precisamente `Biutiful´ (aunque ya era una de las bases del cine de Iñárritu), de la belleza de lo imperfecto. ¿Existe acaso una mayor contradicción? ¿Cómo puede ser algo imperfecto bello? El mismo título del film, que tiene su base en una escena de la película, está escrito erróneamente y significa “bello” (beautiful). Esa contradicción se convierte en la base de la película, dirigida con el habitual estilo visual “feista” del director, que rehúye de todo tipo de recurso visual estilizado con la intención de impregnar de veracidad el relato. Incluso se juega a esa “imperfección” en el apartado sonoro, en el que las interferencias se convierten junto a la música de Gustavo Santaolalla y las voces de los actores (muchas veces susurros ininteligibles) en protagonistas del relato.

La vida no es perfecta, y el director no busca que su película lo sea. Todo lo contrario. Con elementos puramente toscos, crudos y descorazonadores Iñárritu construye un melancólico poema sobre el amor, la paternidad, la culpa y la soledad, en el que sin embargo hay también hueco para la esperanza. No una esperanza complaciente e ingenua, sino una esperanza que nace del dolor y el esfuerzo del personaje de Uxbal, que es tratado por Iñárritu con la misma fascinación con la que un historiador se acercaría a las ruinas de una civilización pérdida. Los restos de algo sin duda maravilloso y poderoso, pero herido de gravedad. Nada más y nada menos que las ruinas de un hombre, su despedazada vida y su último intento por recomponerla.
Es una pena que el director se pierda quizá demasiado en su propia historia, perdiendo al mismo tiempo el hilo de lo que realmente está contando. Las dos horas y media que dura la película se me antojan excesivas para un relato tan sencillo, así como el empeño de Inárritu en centrarse en personajes que no aportan nada al relato (los japoneses homosexuales). El contenido sobrenatural no llega a molestar, porque está introducido con sutileza, pero da la sensación de que tampoco pinta mucho aquí. También se falla en el desganado desenlace, que carece de la capacidad de cerrar y dar una mayor relevancia al estupendo relato contado hasta el momento. Es en estos momentos donde quizá más se echa en falta la mano de Arriaga.  

Así las cosas, la sensación que le embarga a uno al salir del cine es la de haber asistido a un pequeño y bello relato sobre el dolor y el sufrimiento. Una película menos relevante y ambiciosa que `Amores Perros´, `21 Gramos´ o `Babel´, pero con imágenes indudablemente poderosas y una actuación inmensa de un inspirado Javier Bardem (que se llevó un merecidísimo premio al mejor actor en el festival de Cannes). Me ha gustado un poco más que `Babel´, pues pienso que precisamente aquella película era demasiado pretenciosa. `Biutiful´ es más honesta, pero menos desgarradora que `Amores Perros´ y a años luz de la perfección de `21 Gramos´. Pese a todo una buena película.

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