sábado, 7 de agosto de 2010

`Splice: Experimento Mortal´, interesante planteamiento que no acaba de llegar a buen puerto


Clive: “Hemos cruzado la línea y se ha mezclado todo.”
Elsa: “¿Qué se ha mezclado?”
Clive: “El bien y el mal.”
Vicenzo Natali es el director de esa pequeña joya de genero llamada `Cube´. Una película completamente claustrofóbica y asfixiante a la que la saga `Saw´ de debe mucho, por cierto. Pese a el éxito que supuso aquel film (tanto de crítica como de público, pues si bien no es un film famoso sí es bastante conocido) Natali no se convirtió en un director estrella ni en una joven promesa ni nada por el estilo, y la verdad es que sé poco de su carrera hasta este film (al parecer ha hecho un par de películas sin demasiada relevancia y un documental), sin duda el más comercial de los que ha realizado hasta ahora (producida por Guillermo Del Toro y Joel Silver, y el tener a Adrien Brody y Sarah Polley de protagonistas parece confirmarlo).
La película nos cuenta la historia de Clive y Elsa (Brody y Polley), una pareja de científicos (y pareja a secas) que mediante la ingeniería genética se dedican a crear variaciones de especies conocidas (todo para sanar enfermedades y por el bien de la humanidad, por supuesto). El problema es que una vez consiguen hacerlo con ADN de animales no les permiten ir un paso más adelante y pasar a hacerlo con humanos. Como siempre, su curiosidad científica les llevará a saltarse las normas y crear una forma de vida humanoide con consecuencias fatales.



Ese es el planteamiento de `Splice´, que la verdad no tiene nada de nuevo (sobre todo viniendo de un director supuestamente tan original como Natali). Recuerda mucho a ese tipo de películas de terror en clave científica que tan de moda se pusieron en los noventa: `La Mosca´, `Species´, `Mimic´, `The Relic´, `El Hombre sin Sombra, etc, etc. Todas ellas venían a decir algo tan básico como que jugar a ser dios tiene consecuencias fatales, algo que ya estaba en famosa novela de Mary Shelley, que data de 1818.
La verdad es que tanto el planteamiento (por visto que esté) como la manera de exponerlo son sin duda lo mejor de la película, así como los primeros días de vida de esa moderna criatura de Frankenstein a la que llaman Dren. Hay cierto tipo de curiosidad que despierta en el espectador este extraño ser, y sentimos cierta complicidad con Clive y Elsa por su decisión de dejarla vivir, así como por los momentos en que la alimentan y la cuidan, como si de una niña cualquiera se tratara. Todo ello a pesar de que ya sabemos (bien porque sabíamos algo de la película de antemano o bien por el tono de la misma) que todas esas decisiones les van a llevar por mal camino. Considero que era en esos momentos cuando la película tenía mi mayor interés. Pero en determinado momento todo se echa a perder.


A pesar de que me ha encantado la caracterización de Delphine Chanéac como Dren, la verdad es que esos momentos, en los que la criatura está ya más desarrollada y trasladada a la vieja granja de la madre de Elsa, es la parte de la película que más aburrida se vuelve. Sencillamente la película parece no tener nada interesante que contar y se empieza a jugar con el típico misterio (premonitorio de lo que ya todos sabemos que va a pasar) y con una estúpida morbosidad sexual que convierte a la película en algo completamente ridículo. La atracción sexual que nace en Clive por la criatura no está nada bien planteada, y la escena en la que acaban realizando el acto sexual en mitad del granero me parece de echarse a reír. Como de echarse a reír es la explicación que le da el personaje de Adrien Brody a su pareja cuando ésta les pilla con las manos en la masa: “Se ha confundido todo”.
Al final se da ese anunciado giro hacia el terror y es sin duda cuando la película menos funciona. Natali se muestra completamente incapaz de inquietar, crear tensión o asustar. Sencillamente no lo logra, y otra vez volvemos a encontrarnos con el más increíble de los ridículos en la escena en la que la criatura (que por alguna razón ha cambiado de sexo) viola a Elsa.


Por supuesto me doy cuenta de lo que Natali pretendía distaba mucho de ser una gran película y más bien apuntaba a aires de serie B. Pero aun así considero que su film funciona de manera intermitente. Empieza bastante bien, pero va de más a menos a un ritmo enorme, y finalmente se queda en un planteamiento y un inicio interesante que (por alguna razón) no acaba de llegar a buen puerto.
Natali tampoco aprovecha las connotaciones morales de la historia que plantea. Sus protagonistas discuten y reflexionan sobre lo que hacen, por supuesto. Pero en general me da la sensación de que son dos personas algo frívolas que juegan con fuego y cuando llega la hora de quemarse no gritan lo suficiente. En general todo es demasiado simple, y es una pena, porque de haber profundizado un poco ahí (en lugar de en juegos de intriga y morbosidad) se podría haber sacado algo interesante.


Hay un término que se utiliza mucho en cine y que a esta película le viene como anillo al dedo: fallida. `Splice´ tiene todo lo que necesitaría para ser una película interesante: un director competente, buenos actores, efectos decentes y una historia algo vista pero con potencial. Pero sencillamente no logra serlo, por razones que a mí se me escapan. Me quedo con el planteamiento, la actuación de Delphine Chanéac, algunos de los primeros momentos (cuando la criatura es un bebé) y unos estupendos títulos de crédito acompañados de la inquietante música de Cyrille Aufort. El resto es un “quiero y no puedo”.

No hay comentarios: