“¿Sabéis esa sensación que se suele tener al estar en un lugar elevado? ¿Esas ganas de saltar…? Yo no las siento.”-Jack Sparrow (Johnny Depp)
Probablemente no haya mucha gente que considere a Gore Verbinski un buen artesano. De hecho, ni yo mismo, que considero que más o menos controlo de esto de cine (más que nada porque no sé de otra cosa) me haya dado cuenta hasta hace bien poco de que el realizador de cosas tan dispares como `Un Ratoncito Duro de Roer´ (1997), `The Ring´ (2002) o `El Hombre del Tiempo´ (2005) es un cineasta de gran talento, que compensa su falta de gran personalidad con un dominio envidiable de su oficio y un profundo amor por todo lo que hace. Supongo que me acabé de dar cuenta de todo esto tras el estrenos de esa maravillosa rareza llamada `Rango´, y me lo ha confirmado esta cuarta entrega de `Piratas del Caribe´, no porque la haya dirigido él sino precisamente por lo contrario, recordándome esa gran verdad de que nunca se valora suficiente algo hasta que nos falta.
Así es, yo no valoré lo suficiente el trabajo de Verbiski en las anteriores entregas de la saga, `La Maldición de la Perla Negra´ (2003), `El Cofre del Hombre Muerto´ (2006) y `En el Fin del Mundo´ (2007), y ahora que ha tomado el mando Rob Marshall (`Chicago´, `Memorias de una Geisha´) me doy cuenta de que la cosa no es tan fácil, que no basta con tener detrás al todopoderoso Jerry Bruckheimer, llenar la pantalla de efectos especiales, tener a Johnny Depp haciendo el ganso y a Hans Zimmer poniéndole ritmo al asunto. No, sin duda todas esas cosas ayudan pero de nada sirven si no se tiene cine en las venas, si no se saber dotar de ritmo a una secuencia, si no se sabe dar emoción a un determinado momento. A muchos les parecerá que nada ha cambiado, y que esta cuarta entrega de `Piratas del Caribe´ es tan funcional como cualquiera de sus predecesoras. A mí me parece desastrosa.
Desastrosa porque, aunque se mantienen aparentemente todos los ingredientes principales de la saga, se pierde lo más básico y algo que es al mismo tiempo invisible, indescriptible e indispensable: el espíritu. Eso que invitaba a pasártelo bien desde el primer momento, a dejarte arrastrar por las ganas de aventura a lo más profundo de los océanos, a disfrutar incluso a medida que las aventuras se hacían más y más exageradas y el guión empezaba a desafiar bastante la credulidad del espectador (a Ted Elliot y Terry Rossio se les fue la olla bastante, sobre todo en la tercera entrega). Pero ahí estaba Verbinski con todo su buen hacer, logrando hacer que nos creyéramos hasta la más disparatada de las situaciones (más por ganas por ganas de pasárnoslo bien que por otra cosa). Ahora tenemos a Marshall, que sabrá mucho de cómo rodar escenas musicales muy impresionantes, pero esto es cine de aventuras, es un terreno completamente diferente y el director de `Chicago´ patina torpemente por él.
Aunque en realidad Marshall aquí no es más que un mandado y por tanto no tiene no demasiado que ver ni demasiada culpa. No en vano `En Mareas Misteriosas´ peca de los mismos fallos de las últimas producciones del señor Jerry Bruckheimer (que dicho sea de paso, producía cosas mucho más entretenidas y generalmente mejores en los noventa), `Prince of Persia´ (Mike Newell, 2010) y `El Aprendiz de Brujo´ (John Turteltaub). Básicamente el fallo radica en un mal entendimiento del concepto de entretenimiento, confundiendo elaboración con muchos efectos especiales, ritmo con que no paren de suceder cosas (da igual el qué) de manera atropellada y diversión con que los actores hagan el estúpido. O sea: el exceso por el exceso, pero reduciendo además el exótico y fantástico espectáculo que supusieron las dos anteriores y estimables entregas (que directamente se atrevían a llevarnos hasta los confines de la tierra) por una aventura mucho más convencional y menos atrevida (al parecer el zorro de Bruckheimer quiso abaratar costes de producción).
Probablemente necesitaríamos tener la brújula de Jack Sparrow para entender a dónde nos quiere llevar una película con sentido ninguno, en el que los personajes vienen y van porque sí, y en el que los que eran estupendos caracteres en las anteriores están completamente desdibujados. No hay más que mirar a Barbosa (el siempre estupendo Geoffrey Rush), al que los guionistas les ha dado por cortar una pierna y ponerle al servicio de Inglaterra cual James Bond vete tú a saber por qué razón. Pero en realidad ni el mismo Sparrow es ya el mismo, rozando por momentos la figura heroica (a su manera, claro), lo cual va en contra de lo que ha sido siempre este escurridizo sinvergüenza. Y encima le ponen de novia a la Penélope Cruz, que en realidad ni molesta ni aporta nada a la saga, pero con la que Depp no tiene química ninguna.
La única verdad es que, cerrado el ciclo que componían las tres primeras entregas, los guionistas Ted Elliot y Terry Rossio no tienen ya nada interesante que contar (por no tener no tienen ni una historia, y han tenido que sacar el argumento clave de una novela ajena al universo de la saga, escrita por Tim Powers) y por eso nos cuelan historietas tan secundarias y tan poco relevantes como la infumable relación entre el misionero y la sirenita, que parecen estar como en su propia película. En realidad, si vamos un poco más lejos se podría decir que cada personaje está como en su propia película. Pe y su padre Barbanegra (Ian McShane, el peor villano de toda la saga y no porque el hombre no ponga de su parte) en búsqueda de la fuente de la juventud por motivos (ejem) familiares, Barbosa en busca de la venganza por su miembro mutilado y su barco perdido, Jack en busca de… esto… ¿ron?
Y en mitad de todo esto llegan los españoles con Óscar Jaenada al frente (a estos ya nadie sabe quién los ha invitado), lo destrozan todo porque sí, y acto seguido… ¡se largan! Directamente para mear y no echar gota, creo que es la escena en la que más me reí de toda la película, pero no creo que estuviera hecha para eso. Más bien se hace divertida de lo absurdamente delirante que es.
¿Cosas buenas? En estos casos se suele decir que los efectos especiales, pero como ya he dicho el bueno de Bruckheimer ha recortado costes imposibilitando que esta sea una aventura tan fantasiosa como las anteriores (¿nadie recuerda esa espectacular batalla naval al borde de un torbellino de agua?), algo que no importaría si fuese tan buena como la primera o se acercase (que no es el caso). Por otra parte hay buenos actores pero tampoco destacan. Johnny Depp parece que sigue pasándoselo bien como Jack Sparrow, y quieras o no eso anima, pero la verdad es que es un personaje ya completamente explotado. La música de Hans Zimmer siempre es digna de oírse, pero el compositor no se complica la vida y se dedica a hacer una recopilación de los grandes temas de toda la saga, que pone en los momentos apropiados haciéndonos creer por momentos que seguimos viendo una buena aventura de `Piratas del Caribe´. Pero es música buena acompañando a imágenes mediocres, que podemos eso sí “disfrutar” en espectacular 3D. ¿Alguien más piensa que el 3D no le pega una mierda a una película de piratas? Qué más da, en Hollywood son así.
3 comentarios:
Me encanta como tu y yo solemos diferir tanto sobre "x" película...y no es en broma, enserio me agrada ver opiniones diferentes y mejor aún: tan bien fundamentadas y expresadas.
Si comparamos esta cinta con cualquiera de las anteriores, pues obviamente si hay una gran diferencia en la calidad. Yo por eso preferí verla como una cinta aparte (algo así como si fuera un reboot) y la disfrute bastante (almenos mas la 2a que la 1a vez que la vi). No ha sido mi pelicula del año, pero almenos me gusto más que la de The Curse of the Black Pearl (me ha parecido la más aburrida hasta ahora).
Muy buen post, colega. Ya esperaba el volver a leer una nueva entrada tuya jajaja. Saludos
www.rlnmovies.blogspot.com
Lo de verla como una cinta aparte me parece apropiado, pues con la marcha de Verbinski, Bloom y Knightley se cerró un ciclo que permite ver las tres anteriores como una trilogía, mientras que esta sería algo así como "Las nuevas aventuras de Jack Sparrow".
Ahora bien, puestos a hacer algo nuevo y explotar otros caminos creo que se podría haber cogido a un director mejor, o al menos más experimentado en cine de aventuras y ofrecer algo más elaborado, y que no pareciera que baja completamente el listón con respecto al tipo de espectáculo ofrecido hasta el momento.
Me dió la sensación de que cogía elementos y personajes de las anteriores películas y jugaba con ellos a su antojo, sin demasiado sentido. No me lo pasé bien, para qué engañar, pero igualmente siempre me parece bien la diversidad de opinión.
Un saludo.
Tienes razón en eso de que hubieran puesto mejor a otro realizador. Rob Marshall no es para nada un director mediocre, pero este no es tanto su estilo
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