“¿Qué hay de malo en la ciencia? Mira, si tengo que elegir entre Dios y el aire acondicionado prefiero el aire acondicionado.”-Harry Block (Woody Allen)
Hace un tiempo, con motivo de la estupenda `Midnight in Paris´ (que por alguna extraña razón no ha sido oficialmente traducida con el cantado título de `Medianoche en Paris´) volví a ver una de las más famosas películas de Woody Allen, que ya había tenido la oportunidad de ver hace un año y que no me convenció demasiado en su momento. Pero, como no me harto de decir, una película no es un solo visionado y ya está, pues muchas veces el disfrute del cine está demasiado condicionado por factores que nada tienen que ver con el mismo. En este caso, la fama de la que venía precedida la película, que impide muchas veces valorar las cosas por sus verdaderas cualidades, ni más ni menos que como lo que son en lugar de compararlas con lo que “dicen que debería de ser” o “es famosa por tal”… Como digo, memeces que sólo estorban.
Pero para algo se inventaron los segundos visionados, y ahora sí que puedo decir que `Desmontando a Harry´ es una de las mejores, más divertidas, originales, personales e hilarantes películas que ha dirigido Woody Allen en toda su (larga) carrera (o al menos que yo haya visto, claro está), un film sencillamente descacharrante en el que el veterano director se coge a sí mismo y se despedaza para deleite del espectador, en un ejercicio indudablemente sarcástico y lleno de ironía, pero también un auto psicoanálisis muy valiente y consciente de sí mismo. De hecho, mientras la veía, iba descubriendo que pese a haberla visto hace tan poco había cosas de las que no me acordaba, que no se me antojaban tan divertidas, resultando finalmente que parecía que estuviese viendo el film por primera vez. Y en cierto sentido así era. “¡Oye, no voy a quedarme aquí plantado en esta puta azotea, con una zorra de cuatro estrellas, implorando que no me mate! ¡Si quieres matarme mátame!"-Harry Block
Con una estructura narrativa harto peculiar, en la que se juega mucho a lo caótico, como en esos montajes hechos “mal” a propósito, y Allen se nutre de todo ello para hablarnos de la fragmentada e inconexa vida de Harry Block (o sea, de él mismo, pues en la misma película reconoce que como autor ni siquiera se molesta en disfrazar sus alter ego demasiado, sólo a pulirlos un poco en un sentido o en otro), escritor de gran éxito literario pero un fracasado en todos los demás aspectos de su vida, al que van a concederle un homenaje en un par de días en su antigua universidad, de donde irónicamente le echaron en su momento.
Pero probablemente la historia en sí nunca ha sido tan secundaria como en esta película, en la que todo pasa un segundo plano para ser un reflejo de muchas de las frustraciones y desvaríos de Allen, llena de subtramas, gags que funcionan por sí mismos y mini relatos que acaban formando un todo: el caótico universo de un atormentado creador, que como él mismo acaba diagnosticándose es demasiado neurótico para funcionar en la vida y sólo puede hacerlo a través de su arte, de sus creaciones. La misma existencia de esta película no es más que la prueba viviente de ello.
“¿Tú crees que el que me haga una mamada una tetuda de veintiséis años es algo agradable para mí?”-Harry Block
Claro que el tener esta estructura narrativa hace que la película en sí sea bastante irregular, con momentos mucho mejores que otros, y algunos que parece que no vienen demasiado a cuento de nada (la divertida pero inservible historia de la mujer judía que descubre que su marido es un asesino). Pero en general el interés se mantiene, y es un placer culpable acompañar a un misógino y deprimido Woody Allen en su particular bajada a los infiernos (divertidísimo el modo en que están divididas las plantes en el ascensor infernal, no tiene pérdida), mientras que disfrutamos del indudable talento de intérpretes como Elisabeth Shue, Robin Williams, Demi Moore, Kirstie Alley, Billy Crystal (huele a azufre, ¿no?), que en los noventa eran bastante famosos pero hoy están un tanto olvidados, así como de un joven Tobey Maguire (en una de las microhistorias más divertidas), y actores que luego alcanzarían mayor fama como Stanley Tucci o Paul Giamatti.
No deja de resultar irónico que mientras que el cine actual de Allen resulta un tanto monótono y anticuado en las formas (incluso cuando la película es de lo más salvable como `Si la Cosa Funciona´ o la mentada `Medianoche en París´), esta `Desmontando a Harry´ se sienta de lo más original y fresca en todos los sentidos, seguramente cuestiones meramente condicionales como el cambio de producción americana a europea, manejando presupuestos mucho más pequeños, pero también por un cierto agotamiento creativo fruto de trabajar sin interrupción y del cansancio producido por la edad. Sean cuales sean las razones aquí está `Desmontando a Harry´ como prueba del talento cómico y narrativo de Allen, una película con la que no paras de reírte de principio a fin y que deja diálogos hilarantes y memorables como con los que he decorado esta entrada. Probablemente una de las mejores comedias de su director.
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