miércoles, 15 de junio de 2011

`Midnight in Paris´, el romanticismo de una época ya pasada



“Estás enamorado de una fantasía.”
-Inez (Rachel McAdams)
Apenas nueve meses después de estrenar su última película, la decepcionante y aburrida `Conocerás al Hombre de tus Sueños´ (You Will Meet a Tall Dark Stranger, 2010), regresa el infatigable Woody Allen, y lo hace por todo lo alto con la que es sin duda una de sus películas más valoradas y exitosas de los últimos años junto con la desternillante `Si la Cosa Funciona´ (Wathever Works, 2009) y la poderosa `Match Point´ (id, 2005). La novedad es que esta vez el escenario se desarrolla en Paris, lo cual es no sería relevante en cualquier otro director, pero Allen es uno de esos autores que se nutren del entorno que les rodea dando como resultado un tipo de obra completamente nueva. Si con `Macht Point´, `Scoop´ y `El Sueño de Casandra´ el cambio de su amada Nueva York a territorio Londinense le sentó bien (como no pudo decirse de Barcelona en cierta olvidable película), en `Medianoche en Paris´ la fascinación de Allen por las maravillas de la ciudad de la luz es palpable, y es quizá por ello que su película se siente completamente mágica.
Aconsejo no seguir leyendo a partir de aquí si se quiere ir completamente “virgen” a ver la película, lo cual es recomendable para disfrutarla plenamente, para entrar en su juego ignorante de lo que éste nos propondrá. No es que sea un film especialmente original ni repleto de tramposos giros sorpresa, y la verdad es que habiendo estado ya cincuenta años metido en esto del cine lo cierto es que al bueno de Allen le quedan pocas cosas nuevas que contar, lo cual no infiere en que el modo de contarlas sea más y o menos interesante o acertado. La singularidad de `Midnight in Paris´ está en su conseguido vitalismo y en su melancolía (muy poco comunes en el ácido mundo de Allen, y más últimamente) como lo era la sordidez y tragedia en `Match Point´ y `El Sueño de Casandra´ (film muy infravalorado, por cierto) y la sana mala uva de `Si la Cosa Funciona´, donde Larry David interpretaba al alter ego más malhumorado que Allen ha creado nunca.

También hay un alter ego de Allen en esta película, por supuesto, interpretado por el muchas veces inaguantable Owen Wilson, un actor que reconozco no es de mi simpatía pero que, para ser justos, aquí está estupendo como el bonachón y soñador protagonista, un escritor norteamericano bastante calzonazos de visita en Paris con su inaguantable prometida (Rachel McAdams, perfecta en un papel no demasiado favorable) y los padres de ésta. Como escritor y creador, el hombre queda prendado enseguida de la maravillosa ciudad, y fantasea con cómo sería vivir en los años veinte, en pleno apogeo artístico. Quiere el destino que una noche, mientras pasea por las calles perdido y algo borracho, se produzca un extraño suceso al dar la campanada de medianoche que lo transporta mágicamente a la época de sus sueños, teniendo la oportunidad de conocer a todos sus ídolos del pasado y charlar alegremente con ellos: Ernest Hemingway (Corey Stoll), Scott Fitzgerald (Tom Hiddleston, el malo de `Thor´), Gertudre Stein (Kathy Bates), Salvador Dalí (Adrien Brody), Pablo Picasso o Luis Buñuel.
Todas las películas de Allen tienen algo de psicoanálisis, incluso a veces hasta tal punto que llega a sobreponerse al film en sí (lo cual me resulta molesto). No es extraño imaginarse pues, al bueno de Woody caminando él mismo por las calles de Paris, imaginando cómo sería vivir en aquellos años, prendado de la fantasía y el encantó de una época que no conoció, e imaginando conversaciones ficticias existenciales (de esas que tanto le gustan a él) con eminentes artistas y escritores. Y digo que creo que no es difícil porque todos hemos dejado volar alguna vez la imaginación, acogiéndonos al dicho de que cualquier tiempo pasado fue mejor, aferrándonos a otra época y a otro lugar en el que imaginábamos que seríamos felices. O quizá me estoy pasando de listo y al único al que le pasa eso es a mí (ejem). En cualquier caso, hay ciertas épocas que desprenden ese aro de nostalgia, que tienen un encanto irresistible para nosotros. Puede que no sea precisamente el París de los años veinte, pero eso da igual cuando se capta tan bien el sentimiento como se hace en `Medianoche en Paris´, tan bien que queda prendada de ese mismo irresistible encanto cinematográficamente hablando.


Pero no podemos olvidar que Allen sigue siendo Allen, y aunque su nueva película esté llena de romanticismo, magia y melancolía él no se ha caracterizado nunca por ser alguien que se deje llevar por la cursilería y la pastelería barata. Así pues, `Midnight in Paris´ también está llena de crítica y de acidez, siendo esta vez el blanco de la diana ciertos snops ricachones que acostumbran a disfrazar “cultura” y saber con kilos y kilos de pedantería, sin saber realmente de lo que hablan (el breve pero impagable papel de Michael Sheen). También resulta bastante crítica en su agridulce conclusión, en la que Allen, como punto final de su estimable psicoanálisis nos brinda una lección tan dura como certera: soñamos con el pasado porque somos incapaces de enfrentarnos con mano dura a nuestro presente.
Ahora bien, que algunas personas quieran ver en esta estupenda película una de las mejores obras de su director me parece exagerar, como poco, no porque sea un film con defectos significativos, sino porque personalmente no creo que llegue al nivel de las grandes películas de Allen, y eso es algo que me parece evidente por muy agradable que haya sido comprobar cómo este cineasta aún posee la capacidad de atraer y entusiasmar al público (que la gente se anime a ir al cine es siempre algo positivo). Y qué duda cabe que esta nueva obra de Allen es una delicia, que consigue hacer de su sencillez su mejor arma, convertir al espectador en cómplice de su juego, divertir y encantar. Paris es una protagonista más en este juego, está claro, pero afortunadamente no se cae en la postal publicitaria barata como en `Bicky Cristina Barcelona´ (salvo quizá en el comienzo, en el que Allen traiciona sus habituales títulos de crédito con fondo negro). Por mi parte, sólo por regalarle a la maravillosa Marion Cotillard ese papel de musa francesa que parece escrito para ella ya sube puntos.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Me tendré que aguantar a leer esta crítica, pues no he visto la pelí todavía. En cuanto lo haga vendré a dejar mi opinión. Saludos!

Unknown dijo...

¿Qué paso con los post, colega? Jajaja...por aquí me doy una vuelta a diario a ver si no has escrito algo nuevo. Ojalá sea pronto. Saludos

www.rlnmovies.blogspot.com

Alain Rodriguez dijo...

Jajaja, no es por falta de ganas te lo aseguro, ¡es falta de tiempo! Eso sí, cuando me ponga ya publicaré unos cuantos del tirón.

Se agradece el interés ;)