`The Ward´, el decepcionante regreso de un maestro

“No me gusta la oscuridad. Cosas malas se refugian en la oscuridad.”

-Zoey (Laura-Leigh)

No os esforcéis en buscar `The Ward´ (id, John Carpenter, 2010) en la cartelera o entre algún catalogo de los recientes estrenos en DVD, si es que, como yo, sois fans de ese autentico e infravalorado maestro de la serie B que es John Carpenter (apellido que le va que ni pintado a un artesano como la copa de un pico como lo es él) y teníais curiosidad por ver su vuelta al ruedo nueve años después de `Fantasmas de Marte´ (John Carpenter´s Ghosts of Mars, 2001), probablemente uno de los puntos más bajos de toda su interesantísima filmografía. No, `The Ward´ todavía está pendiente de estreno en España (como tantos otros films) a excepción de la presentación que tuvo en el festival de Sitges, donde no fue demasiado bien recibida.

Afortunadamente esta es la era de internet, y de poco sirven las restricciones legales cuando alguien está ya harto de que le pitorreen, y de que sean las distribuidoras españolas las que decidan qué títulos podemos ver y cuáles no. Y esto lo dice alguien a quien le encanta sentarse en una butaca de cine, pero mi paciencia tiene un límite. Desde luego `The Ward´ tampoco era la película que esperaba, dicho sea de paso. En realidad es bastante peor, muy decepcionante, apagada, comercial, efectista, impropia del director de maravillas como `La Cosa´ (The Thing, 1982), `La Noche de Halloween´ (Halloween, 1978) o `Starman´ (id, 1984). Un regreso descafeinado para un hombre que conoció tiempos mejores, pero que nunca ha tenido demasiada suerte en esto del cine, siendo justos. Y eso que talento nunca le ha faltado.

Lejos de la estética de western postmoderno de la que suelen presumir muchos de sus mejores films, `The Ward´ no se aparta demasiado de las reglas del cine de fantasmas que tantas veces hemos visto. Es 1966, y una joven llamada Kristen (Amber Heard, ese polvazo con patas visto en `Furia Ciega´, y que me perdonen por la expresión) es arrestada tras prender fuego a una casa, y encerrada en un manicomio junto a otras reclusas trastornadas, que parecen inquietas por algo que se cierne sobre ellas (no se sabe muy bien qué). Hasta ahí el argumento podría ser el mismo que da pie a `Sucker Punch´, ese vibrante y descontrolado delirio de Zack Snyder, pero no, pronto empiezan los sustos fáciles y Kristen empieza a sospechar que lo que las acosa es el fantasma de una antigua interna en busca de venganza, sospecha que nadie tomará en serio porque está supuestamente loca. En ese sentido `The Ward´ recuerda bastante más a `Gothika´ (id, 2003), film por otra parte bastante entretenidillo, la verdad.

SPOILERS

El mayor problema de `The Ward´, en mi opinión, es uno de los mayores males de este tipo de cintas hoy en día: basar todo su juego alrededor de una sorpresa final, lo cual impide el buen funcionamiento de la cinta durante todo su desarrollo, tramposo y efectista, así que una vez llegado el final nos da realmente igual que todo tuviera un sentido, porque ni siquiera esa jugada final es lo suficientemente buena como para salvar todo lo anterior. De hecho ya la hemos visto demasiado en películas como `Shutter Island´ (Martin Scorsese, 2010), `Alta Tensión´ (Alexandre Aja, 2003), `El Club de la Lucha´ (David Fincher, 1999), y en este caso es sospechosamente calcada a cierta película llamada `Identidad´ (James Mangold, 2003), sólo que aplicándole las reglas del cine de terror, lo o cual es ciertamente novedoso hasta cierto punto, pero de poco sirve cuando el coctel no está bien agitado.

FIN SPOILERS

La verdad es que la película tampoco puede considerarse mala. Aunque la estética y la forma visual (el uso del scope) no tenga ese toque clásico, como suele ser habitual en Carpenter, lo cierto es que tiene una utilización del aspecto panorámico más que decente, una atmosfera conseguida, y logra dar cierto mal rollo con escenas que en manos de otro hubieran caído en el más absoluto de los ridículos, sin remedio. No, repito que ni de lejos está al nivel de lo logrado por Carpenter en films como `La Cosa´, de una claustrofobia y sentido del horror que te atrapaban, pero la película se ve con cierto mal rollo en el cuerpo y ofrece un par de buenos sustos, y concretamente uno final que logró darme un vuelco al corazón (y no soy de susto fácil). Claro que estamos hablando más de efectismo que de autentico terror, pero de efectismo “correctamente” utilizado dentro de lo que cabe, aunque ni de lejos sea tan admirable como el terror artesanal, honesto y de buen gusto pos el que tanto he llegado a admirar a este señor (que sus razones habrá tenido para rodar una película tan impersonal).

Si no supiéramos quién es John Carpenter todo lo que ofrece esta película nos hubiera parecido tan correcto como olvidable, pero por desgracia lo conocemos y sabemos de lo que es capaz de hacer con la más básica de las historias, portando la sencillez como bandera y la buena utilización de las herramientas cinematográficas como arma. Vamos, lo que toda la vida ha venido siendo hacer mucho con poco. Y desde luego aquí hay poco (en historia, en presupuesto, en elementos) pero no está explotado tan bien como podría. Con corrección sí, pero nada más, y por ello por lo que resulta tan decepcionante. Tampoco ayuda el que el film esté sostenido completamente por Amber Heard, a la que Carpenter logra hacer que no parezca mala actriz (ni más ni menos que lo que es).

En definitiva, un trabajo totalmente impersonal, un Carpenter dirigiendo en piloto automático, haciendo gala de toda su profesionalidad pero sin poner en ello ni un ápice de todo el amor que ha demostrado anteriormente por el cine. Incluso `Fantasmas de Marte´, por deficiente y facilona que fuera, no dejaba de ser puro Carpenter, se notaba la mano del director de `Asalto a la Comisaría del Distrito 13´ (Asault to Precint 13, 1976). No veo a ese señor por aquí en ninguna parte, ni oigo su característica música eléctrica (ha sido sustituido por una especie de nana imitación de `La Semilla del Diablo´), ni su sentido de la violencia, ni su maestría. Y a pesar de todo sigo estando extrañamente agradecido de que haya vuelto a la carga, porque demasiados buenos momentos me ha proporcionado como para pensar que no le queda nada que ofrecer en un futuro. Tal vez con la próxima haya más suerte.