“Un payaso con un machete, ¡vas a acojonar a esos cabrones!”-Capitán miliciano
Hace unas semanas presentaba aquí los carteles y el curioso tráiler de la nueva película de mi idolatrado Álex de la Iglesia, `Balada Triste de Trompeta´ (título sacado de una canción de Raphael, por cierto). También me mostré abiertamente emocionado con el material, que me parecía bastante suculento, mucho más en manos de alguien como De la Iglesia, que siempre ha demostrado ser un director interesante y muy capaz visualmente. Pero muchas veces (demasiadas) el resultado final no está a la altura de nuestras expectativas, y nos encontramos con esa conocida sensación tan amarga que es la desilusión.
Se podrían dar muchas razones para justificar esa decepción. Se podría pensar que no sabía muy bien a lo que iba, y que mi decepción radica en la sustancial diferencia que hubo entre lo que me esperaba y lo que me encontré. No creo que sea el caso, pues he visto todas las películas del director, con lo que sé lo que es capaz de ofrecer y tampoco tenía una gran idea de lo que podía ser `Balada Triste de Trompeta´. También pudiera ser que tuviera mal día y no la viera con los ojos adecuados (hacia un día de perros y había llegado al cine empapado). Pero al final la triste verdad es que no he disfrutado con la nueva película de Álex de la Iglesia, que me ha parecido bastante aburrida y simplona.
La aburrida batalla entre dos payasos sádicos
La historia de `Balada Triste de Trompeta´ comienza en 1937, durante la guerra civil española. Un payaso (Santiago Segura) es reclutado por el bando republicano para defender la ciudad contra el ejercito nacional. Ya desde ese primer momento el director se muestra torpe, dirigiendo una batalla confusa y mal planificada, desaprovechando la impactante imagen de Segura disfrazado de payaso machete en mano. Al final los republicanos son aplastados y el payaso es llevado a prisión, donde recibe la visita de su hijo Javier, al que explica que debido a las desgracias que ha sufrido en su vida no podrá seguir sus pasos y ser el payaso tonto (el que hace reír a los niños) y que es mejor que sea el payaso triste (el segundón), reservándose la satisfacción para la venganza.
Esos momentos tienen bastante gracia sobre todo gracias a la impagable presencia de Segura, cuyo personaje (sin saberlo) condiciona a su hijo a un tipo de existencia que marcará su desgracia. Entonces se da un salto de varios años, y pasamos a los últimos años del franquismo. Javier (Carlos Areces), ya crecidito, se dispone a debutar en un circo como payaso triste. Es allí donde conoce a una sensual trapecista Natalia (Carolina Bang), que sin embargo es la novia de su jefe Sergio (Antonio de la Torre), el payaso tonto, bajo cuyo maquillaje se esconde una personalidad violenta y sádica. A pesar de ello Javier empieza a salir con la muchacha, que parece mostrarse interesada por él. Todo esto derivará en una explosión de violencia por parte de Sergio, que inesperadamente tendrá una respuesta de Javier. Así se inicia una batalla que acabará descontrolándose.
Que el guión de `Balada Triste de Trompeta´ fuera premiado en el pasado festival de Venecia le hace a uno pensar sobre la credibilidad de los premios, pues sin duda el libreto firmado por De la Iglesia es lo peor de la película. Y no lo digo porque la historia sea una chorrada (que lo es), sino porque hace gala de una simplicidad alarmante. Parece que De la Iglesia sólo buscaba una excusa para dar rienda suelta a su típica excentricidad y poner en practica algunos de sus rasgos de estilo. Las historias de `El Día de la Bestia´ (1995), `La Comunidad´ (2000) o `Crimen Ferpecto´ (2004) también eran chorradas, pero había inteligencia, ironía y acidez en su ejecución. Poco de eso asoma en esta aburrida batalla entre dos payasos cuyas motivaciones y sentimientos resultan incomprensibles, por una mujer bastante caprichosa que en ningún momento parece que merezca tanta atención. De ahí mi desinterés absoluto a todo lo que ocurre en pantalla.
Otro de los supuestos puntos fuertes del film era tener como telón de fondo algunos de los hechos más relevantes de la historia española, que sin embargo la mayoría de las veces parecen simplemente anecdóticos. Y es que por mucho que digan que con esta excesiva y sádica competición De la Iglesia hace una metáfora sobre la locura que reinaba en esos tiempos, y sobre la lucha de las dos Españas, a mí poco de eso me importa si no logra apasionarme con lo que narra. Y ese es precisamente el problema: que el director se muestra torpe y desganado la mayoría de las veces, dirigiendo con una aburrida sucesión de primeros planos con la que desaprovecha imágenes poderosas, y siendo incapaz de dotar de ritmo a una película que (como la intensidad de la lucha entre Javier y Sergio) debería de haber ido in crescendo.
Y es que el cine de Álex de la Iglesia puede ser muchas cosas (violento, excesivo, alocado, gamberro), pero nunca hasta ahora me había resultado aburrido, y con esta película apunto estuvieron de cerrárseme los ojos en un par de ocasiones (tenía sueño, también es verdad), cosa que me sorprendió. Sólo en la escena cumbre de la película (en la cima de la cruz del Valle de los caídos) el director parece espabilar y ofrecer un par de imágenes que realmente valgan la pena, con ligeros ecos de `Con la Muerte en los Talones´ (North by Northwest, Alfred Hitchcock, 1959) y `Batman´ (id, Tim Burton, 1989). Es entonces cuando uno desea que De la Iglesia hubiera dirigido toda la película con ese mismo control y energía. Desgraciadamente no es así, y de ahí pasamos a una resolución que quiere resultar cruel e irónica, pero que sólo logra ser tonta y sin demasiado sentido (como toda la película).
Nada menos que Quentin Tarantino alabó la película, diciendo que le parecía divertida (me pregunto si sabe lo que Álex dijo de él en cierta entrevista) y no deja de tener gracia que eso sea así, pues precisamente Tarantino logró con `Malditos Bastardos´ (Inglourious Basterds, 2009) una divertida deformación histórica, centrándose en enfrentamientos de personajes bastante cabrones que sin embargo conseguían ganarse la simpatía del espectador. En todo eso falla De la Iglesia con `Balada Triste de Trompeta´, de la que se puede salvar algún momento que merezca la pena (los originales títulos de crédito, la escena final) o las caracterizaciones de actores como Areces, De la Torre o Segura (que poco tienen que hacer con los insulsos personajes que tienen entre manos). Por lo demás la sensación general es de decepción.
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