jueves, 17 de febrero de 2011

`127 Horas´ del sufrimiento de un hombre



“Soy yo. Yo elegí esto. Yo elegí todo esto. Y esta roca... esta roca ha estado aquí esperándome, durante toda mi vida.”
-Aron Ralston
Voy a dejar algunas cosas claras. Para mí se cometió una grave injusticia cuando hace un par de años `Slumdog Millionaire´ (Danny Boyle, Loveleen Tandan, 2009) ganó el Oscar a la mejor película a `El Curioso Caso de Benjamin Button´ (David Fincher, 2009), además de a otros films sustancialmente superiores que también competían en la misma categoría, como `Mi Nombre es Harvey Milk´ (Gus Van Sant, 2009) o `El Desafío: Frost contra Nixon´ (Ron Howard, 2009). El caso es que la película del británico Danny Boyle fue la gran ganadora aquella noche (nada menos que ocho Oscars) y ahora, dos años después, él y Fincher vuelven a competir por la dorada estatuilla, y una vez más, no hay color entre la calidad de ambas producciones.

Uno podría pensar oyendo este discurso mío que soy un detractor de Danny Boyle, que no lo aguanto y que me parece un mal director. Nada más lejos de la realidad. Danny Boyle tiene una carrera más que interesante, que ya quisieran otros muchos directores, en la que se pueden encontrar títulos muy diversos, la mayoría buenos e incluso alguno notable. Pero con `Slumdog Millionarie´ (codirigida con Loveleen Tandan) creo que se produjo un cambio en la carrera de este hombre, siendo una película que se ganó el favor del público por su aire independiente (ese toque Bollywood) y su vitalismo, pero que ni de lejos estaba a la altura de sus obras más serias y potentes, y con `127 Horas´ (127 Hours, 2010) el director sigue la misma senda que su anterior film, dando como resultado una película muy mediocre.

Danny Boyle filma su peor película
Si en `Slumdog Millionaire´ Boyle tomó como referencia la India, los niños y la pobreza (auténticos chavales de la calle participaron en el rodaje) para narrar su particular y un tanto hipócrita “canto a la vida”, ahora ha escogido una historia verídica de igual o mayor calada humano, cuyo inmenso potencial desperdicia enormemente por culpa de sus excesos narrativos y sus tics visuales.
La historia (como digo verídica y de dominio público, así que no voy a reparar en spoilers) se centra en Aron Ralston (interpretado por James Franco, que está merecidísimamente nominado al mejor actor este año) un intrépido montañero norteamericano tristemente famoso por quedar atrapado, con la mano aplastada por una piedra, durante una escalada en Utah, en mayo de 2003. Tras varios días inmovilizado e incapaz de encontrar una solución, tuvo que tomar una dramática decisión para sobrevivir: amputarse el miembro atorado. Una historia como digo de gran potencial, que sin embargo se torna en manos de Boyle en algo completamente artificial, carente de emoción o de humanidad.

Personalmente, no considero que sea uno de esos casos en los que habría que haber limado ciertos aspectos o corregido un par de cosas. En mi opinión se han equivocado completamente con `127 Horas´, con el enfoque, con el tono, con la manera de plantear y abordar esta historia. Es por ello por lo que, si bien tiene un par de cosas y momentos interesantes, no me ha convencido para nada la película en sí. Para entender por qué no hay más que hacer una sencilla cosa: ver `Buried (Enterrado)´ de Rodrigo Cortés (recientemente editada en DVD y Blue Ray), un film con una temática parecida que conseguía todo lo que `127 Horas´ intenta sin ningún éxito: ser una dramática y emocionante historia de supervivencia contando con un escenario y recursos limitados.
Mientras que Rodrigo Cortés tomó la arriesgada elección de desarrollar la acción íntegramente dentro del ataúd en el que estaba encerrado el protagonista, atrapándonos literalmente con él y apostándolo todo por Ryan Reynolds y su capacidad actoral (muy cuestionable hasta ese momento), Boyle no parece confiar excesivamente en las cualidades interpretativas de James Franco, y por eso “adorna” la experiencia del protagonista con una serie de flashbacks y efectos visuales que juegan en contra de la historia. Porque nos alejan de la experiencia del protagonista y lo convierten todo en algo extrañamente ajeno, prácticamente en un espectáculo, en el que lo único que se puede hacer es esperar el inevitable y desagradable fin.

Nada más lejos de mi intención poner `127 Horas´ al mismo nivel que productos como las últimas entregas de la saga `Saw´, pues son películas que ni siquiera juegan en la misma liga. Pero sí que creo que el señor Boyle prostituye excesivamente el sufrimiento de Ralston acogiéndose a eso de que nos encontramos ante un relato de supervivencia y de amor a la vida (ver el excesivamente evidente discurso final). Además, su idea de acercarnos a ese sufrimiento es introducir ridículos spost publicitarios de refrescos para dar a entender que está sediento, o risas enlatadas en un momento en el que Aron (ya desesperado) juega a que está en un concurso televisivo mientras que se lamenta de su situación, recordando mucho esos instantes a algunos momentos de Leonardo DiCaprio en `La Playa´ (2000), otro film de Boyle.
La poca sutileza que demuestra el director de la magistral `Trainspotting´ (1996) en esos momentos echa a perder prácticamente por completo una película que podría haber sido un crudo y realista relato humano, si se hubiera antepuesto la historia a la excentricidad del director (potenciada por la excesiva música de A.R. Rahman). En lugar de eso nos encontramos ante 93 minutos de vistoso sufrimiento, rematado con una amputación innecesariamente explicita (y luego algunos tachan a Tarantino de violento y sañoso, cuando en la escena de la amputación de la oreja de `Reservoir Dogs´ el tío apartó la cámara, no por cobardía sino por clase).

Como digo, lo único realmente destacable de `127 Horas´ es James Franco, un actor muy infravalorado (en la saga `Spider-man´ estaba genial y muy pocos lo dicen) que realiza aquí su trabajo más maduro hasta la fecha. Merito exclusivamente suyo son los mejores momentos de la cinta, como aquel en el que Aron se da cuenta de que él mismo, por el tipo de vida que ha llevado, es el que se ha puesto en esa hijoputesca situación, o en el que se despide de imágenes imaginarias de su familia cuando ya lo cree todo perdido. En esos instantes `127 Horas´ se rebela como la emocionante película que podría haber sido.


Así pues, y exceptuando la muy merecida nominación a Franco (por cierto, también presentador de la ya cercana gala) me es incomprensible que una película como `127 Horas´ esté compitiendo por los principales Oscar, junto a filmes inmensamente superiores como `La Red Social´ (David Fincher), `Valor de Ley´ (Hermanos Coen) o `Origen´ (Christopher Nolan), aunque estoy casi seguro de que no se llevará nada. Tampoco entiendo muy bien las alabanzas y reconocimientos a Boyle justamente ahora, que está rodando sus películas más insulsas y poco interesantes, prácticamente propaganda barata de la superación personal y el positivismo pese a las adversidades.
Es en estos momentos cuando me pregunto qué ha sido del director de la cruda y frenética `Trainspotting´, o incluso de la irregular pero crítica `La Playa´. También sus dos incursiones en el género fantástico y la ciencia ficción, la notable `28 Días Después´ (2002) y la entretenida `Shunshine´ (2007), se me antojan películas mucho más destacables y valiosas que éstas dos últimas, y sin embargo se llevaron bastantes menos elogios y aplausos. Y es que a veces el mundo del cine es así de incomprensible.  

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