martes, 18 de enero de 2011

`También la Lluvia´, distintas épocas, misma situación


“Esto pasará y se olvidará, nuestra película no, ¡nuestra película estará ahí para siempre!”
-Sebastián
Prácticamente todo el mundo daba por hecho cuando salieron a la luz las tres candidatas para representar a España en los Oscar, que la elegida sería `Celda 211´ (Daniel Monzón, 2009). Pocos daban un duro por las otras dos, ni por un producto cuasi televisivo como `Lope´ (Adrucha Waddington, 2010), ni por la película que nos ocupa  y que por aquel entonces casi nadie había tenido la oportunidad de ver: `También la Lluvia´ de Icíar Bollaín, directora de `Amores que Matan´ (2000) y `Te Doy Mis Ojos´ (2003) entre otras. Finalmente la película de Bollaín no competirá en los Oscar y todo esto se ha quedado en un mero juego especulativo y de anécdotas (como que Luis Tosar haya participado en las tres producciones), además de en una oportuna mayor publicidad para esta ambiciosa producción.
Desde luego una de las mayores bazas de la película, además de tener a Tosar y a Gael García Bernal compartiendo cartel, era esa mentada selección, que queda muy bien adornando el cartel (“seleccionada para representar a España en los Oscar”) y le da al producto como otra categoría. Y la verdad es que yo piqué. No es que la película en sí me interesase, ni que me apeteciera mucho verla (ni siquiera sabía demasiado bien de qué trataba). Sencillamente me apetecía ver por qué la habían seleccionado, qué tenía de especial el film de Bollaín. Si bien no me he encontrado con la gran película que se ha estado vendiendo (en España somos muy de exagerar los pocos logros que tenemos), la verdad es que `También la Lluvia´ me ha parecido un film interesante, crítico, honesto y bien realizado.

Inmejorable crítica, mejorable película
El film gira en torno a un equipo de grabación que tiene la intención de hacer una película sobre Cristóbal Colón y el descubrimiento de América, para lo cual eligen como localización del rodaje Bolivia, por ser uno de los países más baratos y con mayor población indígena de Hispanoamérica. Sebastián (Bernal) está obsesionado con hacer una película de gran calado humano, retratando a Colón como a un hombre ambicioso y sin escrúpulos que invadió y explotó a los indígenas, mientras que Costa (Tosar) como productor sólo está interesado en que el proyecto no exceda el limitado presupuesto del que disponen. Mientras ellos están inmersos en sus intereses, a su alrededor la población inicia una lucha de vida o muerte contra la privatización del más básico e imprescindible de los elementos vitales: el agua.
Así, Bollaín propone un juego de evidencias que no obstante difícilmente se puede tachar de tramposo, en el que compara y pone frente a frente dos hechos históricos que se llevan quinientos años de diferencia: por una parte el Descubrimiento de América y la opresión hacia los indígenas que se dio en aquella época, y por la otra la famosa Guerra Boliviana del Agua dada hace apenas diez años. ¿La razón? Pues ver cómo en quinientos años apenas ha cambiado nada, y que a pesar de que se nos intente vender o que creamos que hemos avanzado como sociedad, crecido como seres humanos o aprendido de nuestros errores, en realidad sólo cambiamos de carcasa mientras que lo importante sigue igual: los fuertes se aprovechan de los débiles, los que tienen el poder siguen explotando y aprovechándose de los que no.

Y lo que es más preocupante: en realidad nos da igual. Seguramente lo más destacable del film de Bollaín es que refleja a la perfección el pensamiento hipócrita de nuestra acomodada sociedad, que nos preocupamos por banalidades mientras otros luchan por sus vidas. Sebastián y su equipo son el perfecto reflejo de ello. Llegan a Bolivia ansiosos por contar una historia sobre la lucha de los derechos humanos y una critica a los conquistadores y sus masacres. El equipo mantiene en varios momentos conversaciones sobre temas interesantes y complejos, pero hablan de ellos de manera frívola, como si lo contemplasen todo desde dentro de una burbuja, y cuando llega la hora de la verdad sólo tienen ganas de salir por patas, como siempre, esperando que la mierda les salpique lo menos posible.
Irónicamente el único miembro del equipo con un mínimo de coherencia es el que interpreta a Colón (sobresaliente Karra Elejalde), uno de esos tipos que han vivido lo suficiente para darse cuenta de cómo funciona el mundo. Por su parte el director, Sebastián (correcto Bernal), es un artista completamente ciego, fascinado por el proyecto que tiene entre manos y que sin embargo es incapaz de interesarse por la similar situación que se está dando ante sus ojos. Es más, sólo siente frustración y malestar por aquello que se interpone en el rodaje de su película, que no es más que un monumento a su propio ego. Costa no está tan ciego, es sencillamente uno de esos tipos a los que todo les da igual. Se podría decir que el personaje de Tosar cumple la función de ser los ojos del espectador en la película: primero indiferente a todo lo que le rodea, para que más tarde se dé el inevitable despertar de la conciencia.
Pero sin duda la estrella de `También la Lluvia´, la verdadera alma de la película, es el desconocido Juan Carlos Aduviri, que borda su doble papel. Por una parte Daniel, un luchador padre de familia que llama la atención de Sebastián lo suficiente para darle uno de los papeles clave de la película: el de el líder indígena. Sería interesante saber si las razones que movieron a Bollaín para contratarle fueron parecidas a las de Sebastián en la ficción, pero lo cierto es que poco importa. El personaje de Aduviri tiene fuerza, interés y pasión. En las dos historias que se desarrollan, él es un luchador nato, que nunca se rinde y que siempre se vuelve a levantar. El representante de uno de los aspectos más positivos del film de Bollaín: que si bien siempre hay quien oprime, también hay siempre alguien que planta cara.

Estas son algunas de las ideas básicas que toca `También la Lluvia´ a través del curioso juego de relato en doble tiempo que propone. Un juego que tiene sus limitaciones (es imposible disfrutar de la historia de Colón independientemente a la que se desarrolla en tiempo real), pero también sus aciertos y sus puntos de interés. Es por ello por lo que merece la pena ir a ver el filme, además de comentarlo, discutirlo, debatirlo... Porque tiene la capacidad de hacerse plantear a uno el mundo en el que vive, y eso es algo importante más allá de que el producto sea entretenido o no, que sea una gran película o no, que finalmente vaya a los Oscar o no. `También la Lluvia´ es un relato que tiene interés verdadero.
Esto es así independientemente de la calidad final del film, que como ya he dicho antes no me parece una gran película. Y no me lo parece porque si bien los personajes hablan de cosas interesantes, ellos mismos no tienen un gran interés (con la excepción de Daniel), al igual que muchos de los sucesos que se muestran, que no llegan a emocionar o implicarnos tanto como deberían. En otras palabras: el film de Bollaín se gana el interés del espectador a través de un tema jugoso, una correcta realización, unas competentes actuaciones, la excelente música de Alberto Iglesias y la bella fotografía de Alex Catalán; pero al final no cala hondo ni deja huella en él, y eso es lo que un relato de estas características debería de conseguir más allá de sus buenas intenciones. Esa simple huella que no llega a dejar supone en mi opinión la diferencia entre una película correcta e interesante y la gran película que podría haber sido.

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