“Hoy en día la única manera de sobrevivir a una película de terror es siendo gay.”-Robbie Mercer (Erik Knudsen)
No es precisamente Wes Craven un genio del cine de terror, al menos para el que esto escribe. Sin duda ha sido un tío avispado, que ha logrado tocar la fibra sensible del público en diferentes décadas, adaptándose a los tiempos siempre que era necesario y cosechando un par de éxitos que, como `Las Colinas Tienen Ojos´ (The Hills Have Eyes, 1977), `Pesadilla en Elm Street´ (Nightmare on Elm Street, 1984) o la primera entrega de esta saga que ahora tenemos entre manos (`Scream, Vigila Quién Llama´,1996) son ya un ícono de la historia de cine, en el sentido al menos de que ser figuras reconocibles y referenciales (sobre todo Freddie Krueger), no necesariamente porque sean grandes obras.
Porque en general, si comparamos a Craven con verdadero maestro del terror como John Carpenter, y ya no digamos sus películas, las limitaciones del bueno de Craven quedan al descubierto, siendo el suyo un tipo de cine artesanalmente loable pero que curiosamente resiste muy mal el paso del tiempo, que envejece mal, hasta tal punto que incluso una de sus películas supuestamente más sólidas como `Pesadilla en Elm Street´ vista hoy ha perdido toda su capacidad sobrecogedora (mientras que películas como `Halloween´ o `La Cosa´ siguen resultando igual de inquietantes que el día de su estreno). Y por si fuera poco su material suele ser mejorado con facilidad en las actuales revisitaciones por parte de Hollywood (cuando lo normal suele ser lo contrario) como demuestran los remakes de `Las Colinas Tienen Ojos´ y `La Última Casa a la Izquierda´ (no así la lamentable nueva entrega de Freddy Krueger).
Curiosamente lo que al final acaba siendo lo mejor del cine de Wes Craven, y que sí sobrevive al paso del tiempo, es el humor y la honestidad con el que está realizado, muestra de que Craven al menos sabe reírse de sus limitaciones y sus defectos como cineasta (ojalá otros tomasen el mismo ejemplo) y que invita al público, siempre en su justo derecho de entrar en el juego o no, a reírse con él de todas ello. `Scream 4´, que reabre la franquicia cerrada ya hace una década, no es más que otra prueba más de ello, el chiste definitivo sobre una saga que ya comenzó a modo de broma cinéfila (un asesino que imita las películas de terror de psicokillers, personajes que hablan como si estuviesen autoconscientemente en un film de terror) y como una especie de homenaje al cine de terror (y no una vuelta de tuerca o algo innovador, como muchas veces se ha vendido).
Personalmente creo que hay que aplaudir a Craven y al guionista Kevin Williamson (cuya falta se notó mucho en la mediocre tercera entrega) por el modo completamente limpio y tajante de enfrentarse a esta cuarta entrega, con la que ya no pretende asustar a nadie, pues ellos saben que los tiempos han cambiado y que en caso de intentar imitar el impacto que supuso la primera `Scream´ (que como suele ser habitual con el cine de Craven ha envejecido muy mal) caerían en el ridículo sin remedio. Así que, en un perfecto ejercicio de metacine, lo que hacen es descubrir su trabajo como cineastas, convirtiendo `Scream 4´ en un divertido discurso sobre el cambio de los tiempos, las sensibilidades, los gustos cinéfilos; todo ello perfectamente condensado en un prólogo para enmarcar por lo jodidamente ingenioso y auto-paródico que es.
Aquí los personajes más que nunca se comportan como si supieran que están en una película de terror (esta vez concebida en clave de remake, otra idea notablemente ingeniosa), hacen conjeturas sobre el funcionamiento de la misma (cuál será el siguiente paso inesperado, dónde se desarrollará el clímax final), ahorrándonos como espectadores unos trámites que nos conocemos ya de sobra. Claro que todo esto ya estaba en las anteriores entregas de `Scream´, así como en otra de las colaboraciones de Williamson y Craven (la fallida `La Maldición´, que resultaba ridícula por no saber mezclar adecuadamente el humor y el terror), pero aquí creo que han sabido reírse mejor de esos tópicos del género de terror, y lo que es más importante, sin caer al mismo tiempo en ellos como ocurría por momentos en las anteriores; resultando una película que, si bien no se puede decir que sea buena (de hecho es hasta cierto punto intencionadamente mala), tampoco se puede menos que decir que es maliciosamente divertida, llena de guiños, humor negro y violencia conseguida.
Puede que no de miedo ni inquiete en ningún momento, pero la contundencia de la violencia llega a impactar por ser la justa (sin exageraciones ni casquerías propias de la saga `Saw´, a la que por cierto ya le dedican una buena y merecida pulla) y por la buena utilización del sonido y la banda sonora de Malco Beltrami. En otras palabras, que Craven vuelve a demostrar que, si bien no es un gran director, conoce perfectamente oficio y juega con humor las cartas que tan generosamente le brinda un ingenioso Williamson, mientras que los veteranos Neve Campbell, Courteney Cox y David Arquete vuelven a entregarse con total convicción a unos caracteres que les son muy familiares y en los que parecen sentirse como en su salsa. A su lado las nuevas incorporaciones como Emma Roberts, Marley Shelton, Adam Brody, Rory Culkin o Erik Knudsen parecen sentirse como carnaza (lo que de hecho son).
Únicamente queda lamentar que tan sólo se acaricien temas tan suculentos como el cambio de la sensibilidad de los jóvenes de hoy en día (una de las razones por las que el primer `Scream´ fue tan polémico fue el que los asesinos fuesen dos adolescentes sin claras motivaciones, insensibilizados por tanto consumo de violencia), el modo de explotar la violencia de la sociedad actual (potenciado mayoritariamente por internet) así como el peligroso mensaje de éxito a cualquier precio tan propagado en América (ver el discurso final de los medios). Nada que lamentar si lo único que quieres es echarte unas risas con una película ágil, que se siente realmente enérgica y con las adecuadas dosis de mala leche.
1 comentario:
Sin duda alguna, lo mejor de la cinta es su prologo que refleja perfectamente lo que es el cine de terror en la actualidad pero de una manera muy chusca y que innegablemente te sacará risas. Si bien Craven dista de ser el más grande director de cine de horror en la historia del cine, hay que admitir que el hombre sabe parodiarse con mucho estilo.
Buen post. Saludos
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