lunes, 1 de noviembre de 2010

`Wall Street, El Dinero Nunca Duerme´, humanizando a Gordon Gekko



“Por mucho dinero que gane señor Gekko, usted nunca será rico.”
-Jacob Moore
Hablaba hace ya un par de semanas de lo que me parecía la primera entrega de `Wall Street´ (Oliver Stone, 1987). También decía que su secuela (en cartel hace ya casi un mes) estaba cosechando tibios recibimientos por parte de público y crítica, que acusan a Stone desde hace tiempo de haberse ablandado. Yo no era de esa misma opinión, al menos hasta ver esta `Wall Street, El Dinero Nunca Duerme´, primera película del controvertido director americano en la que realmente encuentro signos de cansancio, de agotamiento creativo e incluso (y esto es grave tratandose de Stone) de impersonalidad. 

Que nadie me malinterprete: la secuela de `Wall Street´ no me ha parecido una mala película. Técnicamente está perfectamente rodada, tal y como esperaríamos de un veterano director como Stone. También tiene unas actuaciones más que decentes y cumple perfectamente sus funciones de entretenimiento. Pero eso es una cosa (que la película no sea mala), y otra bien diferente es que Stone demuestre no ser ni la sombra de lo que era. Y es que incluso en sus películas más irregulares este hombre solía mostrar audacia, riesgo y honestidad a la hora de poner su particular sello. Es por ello por lo que sus películas podían ser mejores o peores (dependiendo del criterio de cada uno), pero siempre tenían alma. Algo que en `Wall Street 2´ sólo se percibe en contados momentos.


Decía Stone en una entrevista que este periodo de crisis era el mejor momento para volver a traer a la pantalla su particular historia de ambiciones y codicia. Puede. Pero yo me atrevería a señalar una razón más evidente. Es bien sabido que el último éxito económico en la carrera de Oliver Stone fue `Un Domingo Cualquiera´ (Any Given Sunday, 1999), y que no tener un taquillazo en diez años es una mala señal para alguien que quiere seguir trabajando en la industria del cine de manera activa, te llames Stone o Spielberg. Personalmente creo que esta es la verdadera razón por la que Stone ha decidido volver con una de sus películas más famosas, tirando de lo conocido y apostando por el éxito seguro. Que es una manera como cualquier otra de vivir del cuento.
Algo parecido se podría decir de Michael Douglas, cuya carrera en estos momentos parecía estar en las últimas. Curiosamente (¿o ha sido premeditado?) se crean ciertos paralelismos entre los creadores y su famosa criatura (Gordon Gekko), a la que recuperan precisamente como un tipo hundido, vaga sombra de lo que era. El recuperar al cabronazo y carismático personaje de Gekko me parecía sin duda la mejor excusa para rodar una secuela de `Wall Street´ (mucho más que la actual situación en la economía mundial), pero sinceramente: para hacer lo que han hecho hubiese sido mejor no hacer nada.


La historia que contaba el primer `Wall Street´ era un cuento de ambición con moraleja perfectamente atemporal, que funciona te pongas la película hoy o hace veinte años. Stone decía que `Wall Street 2´ era ahora una película oportuna, pero mientras la veía a mí sólo me parecía oportunista. La historia es la básicamente la misma, pero (para más inri) su moraleja se diluye entre tanta información y tantos sucesos (los primeros síntomas de la crisis mundial), y varios giros en la trama que le dejan a uno descolocado. Stone (antes un director bastante más sutil) juega aquí a señalar con dedo acusador a los responsables de la crisis, se pierde en metáforas visuales (las burbujas estallando en el parque, o las innecesarias gráficas digitalizadas que plagan la película), y mete personajes excesivamente tramposos: como la especuladora madre interpretada por Susan Sandaron o la idealista hija de Gekko, que parece la mismísima Lisa Simpson.
Pese a todo, aproximadamente la primera mitad de la película me parece más que salvable, incluso muy buena. El personaje de Jacob Moore (interpretado sorprendentemente bien por Shia Labebouf) me gusta bastante más que el que interpretó Charlie Sheen en su día (por cierto, hace un cameo ridículo que suena a chiste barato). Su relación amorosa con la hija de Gekko resulta creíble (lo cual ya es bastante decir, habiendo señalado ya lo caricaturesco de ese personaje) y la relación que mantiene con su triste y paternal mentor (estupendo Frank Langella) es muy tierna. La muerte de este personaje llega a dar pena, y es un estupendo reflejo de la carencia de piedad en el mundo de las finanzas (un hombre pide dignidad y otros se la niegan). Además da como origen una perfecta motivación para Jacob: la venganza contra el culpable del suicidio de su maestro (perfecto Josh Brolin).

Como telón de fondo tenemos a la antigua vieja gloria (que se contenta con bromear y hacer entender que sabe más que nadie para vender su libro), un hombre triste y cansado que aparentemente desea recuperar la relación perdida con su hija. Así pues, la unión que surge entre Jake y Gordon Gekko no es tanto una relación discípulo-aprendiz como algo nacido de la necesidad. Jake necesita la experiencia de Gekko para vengar a su mentor, y Gordon necesita que Jake le ayude a acercarse otra vez a su hija. Toda esta presentación de la película (incluso a pesar de haber sustituido la puesta en escena clásica por una más moderna y vistosa) me parece excelente, así como los diversos conflictos planteados, que tienen interés y fuerza.
Especialmente bien funcionan algunos momentos independientes. Como el primer encuentro entre Jake y el cabronazo personaje de Josh Brolin (que prácticamente sustituye a Douglas en las funciones de villano), cargado de tensión. O la conversación entre Gekko y su hija en unas escaleras, momento en el cual Gordon nos parece un personaje triste y más humano que nunca (lástima que Carey Mulligan esté muy forzada y poco creíble). En todos esos momentos, `Wall Street 2´ es un drama intenso, además de una historia de amor, de traición, de perdón y de venganza más que decente. Entonces (y sin que se entienda muy bien por qué) Jacob tira por tierra su calculada venganza, y la película da un giro de 180 grados. Todo al servicio de que Douglas vuelva a las andadas y ocupe la posición del mítico personaje que todos recordamos. A partir de entonces la película se desinfla de una manera increíble.

Mi problema con este giro no está en la recaída de Gekko en sus viejos hábitos. Lo que pasa es que esta acción resulta demasiado brusca, e incluso incoherente con la historia que se estaba contando hasta el momento. Todo con vistas a conseguir un “giro inesperado”, que finalmente se queda en nada debido a la última acción de Gekko, en que demuestra que sí que hay algo que le importe más que el dinero (o según él: competir). Al final, entre tanto ir y venir, el personaje no parece ni el duro hombre de negocios que conocimos en la primera entrega, ni el tipo arrepentido y cambiado que nos encontramos en esta secuela. No me cabe ninguna duda de que lo que Stone pretendía (y logra en determinados momentos) es humanizarlo, pero sin que perdiera parte de su personalidad (de ahí el giro). Pero en mi opinión lo que al final nos queda es un Gordon Gekko castrado, una especie de tiburón domesticado que no me acaba de convencer.
Nada de eso lo arregla el horrible desenlace. Y es que si bien el de la primera entrega me parecía frio y abrupto, el de esta es digno de un telefilm de sobremesa o de la más tonta de las pelis Disney. Sencillamente todo se resulve como por arte de magia. Stone desinfla su particular burbuja (perfectamente inflada durante la primera mitad del film) sin que explote. Sin furia, sin pasión, sin garra. Este director solía preocuparse antes de que el espectador se hiciera preguntas al salir del cine, aunque no fuesen agradables. Su blandenguería se me rebela más clara que nunca con este final que parece pretender dejar contento a todo el mundo. ¿Qué ha sido del director de `JFK´? ¿Tan desesperado está Stone por conseguir financiación para sus documentales que finalmente se ha vendido?

En definitiva, Stone intenta jugar a varias cosas a la vez y finalmente se queda en nada. Vuelvo a decirlo: `Wall Street 2´ no me parece una mala película. Pero siendo la secuela del famoso film de 1987 y estando dirigida por alguien como Oliver Stone, yo creo que se le debería de pedir bastante más de lo que ofrece. Y lo que ofrece son algo más de dos horas de inofensivo entretenimiento. Bien rodado y eficientemente interpretado (destacan Labebouf y Brolin, y Douglas a ratos), pero sin la personalidad ni la agresividad de su autor.
PD: Carey Mulligan estuvo entre las candidatas para interpretar a Lisbeth Salander en el remake americano de `Millennium´ (`The Girl with the Dragon Tattoo´). Finalmente David Fincher eligió a Rooney Mara (`La Red Social´, `Pesadilla en Elm Street, El Origen´). Ateniéndome al trabajo que realiza Mulligan en esta película personalmente lo prefiero así.

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