“No somos malas personas, sólo venimos de un sitio malo.”
-Sissy (Carey Mulligan)
No deja de ser irónico pero bastante significativo del
absurdo mundo en el que vivimos, que con el estreno de una película tan
profunda y triste como `Shame´
(Steve McQueen, 2011) al final casi se haya hablado más de la escenita en la
que el inmenso —y me refiero a sus cualidades actorales— Michael Fassbender enseña su miembro y de la polémica casi impuesta por el tipo de temática de la cinta, que de calidad
de la misma en sí. Y no deja de ser bastante triste, porque si alguien se
piensa que esto es una película erótica con la que disfrutar viendo al actor de
moda fornicar a diestro y siniestro es que no se ha enterado de lo que va el
asunto. Si bien hace nada a cuenta de `War Horse´ (Caballo de Batalla, Steven
Spielberg, 2011) reivindicaba un poco la inocencia y el poder redentor del cine ahora voy a elogiar una película que significa lo opuesto, pues ahonda fríamente —por decirlo de alguna manera— en los sitios más oscuros del alma
humana, y lo hace tremendamente bien.
Cierto
es que hay quizá un prejuicio momentáneo en lo que se refiere a la cinta, y es
que ser Michael Fassbender —innegablemente
uno de los actores revelación protagonistas en 2011, el otro ha sido Ryan
Gosling— y follar demasiado no parece a priori un problema demasiado serio,
incluso se podría pensar que ojalá todos tuviéramos el mismo “problema”. Pero
fijarse solo en eso sería quedarse con lo más superficial de un relato de
enorme sutileza, que insinúa mucho más de lo que muestra, y en el que el estado
emocional del protagonista interpretado por Fassbender es el eje principal y
motor de la historia ideada por Steve
McQueen —que ya había trabajado con el actor siendo este todavía un
desconocido en la demoledora `Hunger´
(id, 2008), película inédita en España— y su co-guionista Abi Morgan, cuyo trabajo se basa exclusivamente en el retrato detallado de un hombre atormentado.
Porque
el problema de Brandon no es que folle mucho, tenga un número bastante
significativo de revistas porno o se haga una paja en el trabajo a la hora del
descanso —quien esté libre de pecado honanista que tire la primera piedra—. El
problema de Brandon es todo lo demás: es no
poder conectar absolutamente con nadie y vivir casi aislado —su único
“amigo” es su jefe, un hipócrita que se acuesta con otras estando casado pero
aún así se atreve a juzgar el que otro hombre tenga pornografía en su ordenador—,
es que no poder ni devolverle las llamadas ni estar bien con su hermana porque
le recuerda demasiado el pasado que ambos comparten —esa lágrima derramada en
la impresionante escena en que Mulligan
interpreta “New York, New York” — y su problema es que cuando por primera
vez le gusta una chica de verdad es incapaz de estar con ella físicamente, otra
prueba más del modo en que utiliza el sexo para desconectar, mientras que es
incapaz de hacerlo para conectar —el tipo de sexo que lleva a cabo es casual o
pagado, nunca hay sentimientos de por medio—.
Brandon
es un lobo solitario, alguien que ha
sufrido tanto que quiere olvidar que es un ser humano, por eso se escuda en sus
instintos más primarios, más animales, especialmente cuando su hermana
entra en su vida y empieza a desequilibrarla y hacer que afloren sentimientos reprimidos en él. En cierto sentido el problema de
él es también el de ella, ambos son seres
tremendamente autodestructivos que difícilmente hallarán nunca la
felicidad. Simplemente sus maneras de destruirse a sí mismos son diferentes: Brandon
aislándose y buscando
autoinsensibilizarse a través del sexo, Sissy dejándose caer en las garras de
hombres casados para luego intentar suicidarse cuando la dejan tirada. La única
diferencia sustancial entre los hermanos es que mientras que Sissy busca
refugio y consuelo en su hermano como modo de huir de su vida éste lo rehúye a
toda costa, y la presencia de ésta hace que baje a los infiernos más profundos
de su tormento personal.
El
final, quizá lo peor de la película por previsible, no es no obstante
necesariamente moralizante, sino que supone un punto de inflexión en el viaje
emocional de Brandon justo después de tocar fondo. Dos caminos se abren en el
horizonte, es el momento de seguir repitiendo viejos errores o de buscar un
cambio. La respuesta obviamente, al igual que las incógnitas sobre el pasado de
los hermanos, quedan para la imaginación del espectador, aunque evidentemente
el tono realmente amargo de la cinta hace que uno no tenga muchas esperanzas
sobre que las cosas puedan ir a mejor, más bien al contrario: `Shame´ es una película capaz de dejar a
uno deprimido para lo que queda del día. Lo que sí queda de positivo es la increíble composición de Fassbender, la
naturalista y elegante puesta en escena
de McQueen —con larguísimas secuencias sin cortes con los personajes
dialogando que quedan de lujo— y la banda sonora de Harry Scott, aunque sea un plagio DESCARADO de cierta partitura de
Hans Zimmer. Por lo demás, una notable
película de buscado toque íntimo e independiente.
2 comentarios:
Esta ha sido de las pocas películas que me han dejado con la boca abierta y no hablo precisamente del impacto que pudo haberme causado, sino porque no sabía ni siquiera cómo reaccionar o tan siquiera decidir si me gustó o no. Ya una segunda vez pude apreciarla mejor y a pesar de parecerme un poco aburrida por momentos, sin duda alguna es una cinta con gran carga psicológica enorme y un trabajo de Fassbender y Mulligan digno de todos los premios existentes.
Buena crítica. Un saludo :)
Puede resultar aburrida porque en realidad no tiene ni una historia en lo que se refiere a un principio y un final, sino que es un retrato parcial de la vida de un hombre. En este caso ni siquiera se trata de una película que me apasione personalmente, pero me parece muy buena en lo que se refiere a sus objetivos y resultados.
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