domingo, 11 de diciembre de 2011

`Jane Eyre´, fantasmagórico romanticismo


“Tengo el placer de deberle la vida.”
-Rochester (Michael Fassbender)
Por muy satisfactorio que pueda ser el encontrarse en la gran pantalla con una digna película como resultado de una larga espera y una inmensa expectación —algo cada vez más difícil en la época del hype, que genera un tipo de expectativas nada sanas, por no decir corrientes fanáticas e ilógicas—, no existe ni existirá nunca en mi opinión una experiencia más grata que sorprenderse con algo de lo que no te esperabas absolutamente nada y sobre lo cual no tenias ningún tipo de juicio previo. No hay manera más limpia y efectiva de descubrir una buena película, tal fue mi caso con esta extraña, atípica y bella película titulada `Jane Eyre´ (id, Cary Fukunaga, 2011), de la cual no había visto ni un mísero tráiler y tampoco estaba familiarizado —he de reconocer— con la famosa novela de Charlotte Brontë en la que se basa, y que únicamente fui a ver motivado por la presencia de uno de los actores del momento: Michael Fassbender —también en cartelera con la seca `Un Método Peligroso´ (A Dangerous Method, David Cronenberg, 2011)—.
Pero a veces la ignorancia, para variar, es un regalo, y no se me ocurre mejor manera de familiarizarme con esta historia —que no obstante ha contado con diversas adaptaciones cinematográficas, siendo la más famosa una de 1943 protagonizada por Orson Welles y Joan Fontaine— que con la película dirigida por el joven y prometedor cineasta Cary Fukunaga —no, no es japonés aunque su apellido lo parezca—, que ha logrado una cinta dirigida con sensibilidad muy peculiar, de absorbente atmosfera con la que se consigue un film de época de tintes extrañamente siniestros y tétricos. No hay elemento fantástico alguno en la trama, pero se juega con ese aire fantasmagórico durante toda la película —los extraños sucesos en la casa, el encuentro entre Jane y el señor Rochester en el inquietante bosque…—, consiguiendo así un film de tendencias claramente románticas y melodramáticas, pero de naturaleza peculiar, más afín al estilo de M. Night Shyamalan —recuerda por momentos a `El Bosque´ (The Village, 2004)— que al de las adaptaciones de Jane Austen o otros films románticos de época que hemos visto últimamente, mucho más interesante que cosas como `Orgullo y Prejuicio´ (Pride and Prejudice, 2005) o `Expiación´ (Atonement, 2007) de Joe Wright.
Personalmente, no me considero defensor ni detractor de este tipo ni de cualquier tipo de cine romántico. Creo que el romanticismo tiene en ocasiones la capacidad de dotar a cualquier tipo de película, ya sea de aventuras o de temática plenamente amorosa, de una trascendencia emocional sublime. Con lo que no comulgo en general es con el cine de amor barato, ese en el que dos actores guapos se dicen lo mucho que se quieren, resuelven algún conflicto y siguen diciéndose lo mucho que se adoran el uno al otro. Evidentemente eso aburriría a cualquiera. Si bien con `Agua Para Elefantes´ (Water for Elephants, Francis Lauwence, 2011) me pareció como mínimo un aporte satisfactorio al respecto, una película entretenida y bien realizada, creo que hay muy pocas cintas que sepan dar vida un romance de tinte trágico realmente creíble, capaz de implicarle a uno y dejarle pegado a la pantalla simplemente con la actuación de dos actores y el modo en que expresan o contienen sus emociones.
`Jane Eyre´ tiene esa capacidad, al igual que la de conmover y la de emocionar, resultando seguramente una de las mejores películas que se han estrenado este año, y que irónicamente ha pasado absurdamente inadvertida por nuestra cartelera —poca publicidad, pocas copias, pocos cines…— a pesar de tratarse de un tipo de película que suele tener su público y de estar protagonizada por algunos de los actores más prestigiosos del momento. Difícil de entender. Tanto la joven Mia Wasikowska —no me hizo gracia en `Alicia en el País de las Maravillas´ (Tim Burton, 2010), pero me gustó en `Los Chicos Están Bien´ (Lisa Cholodenko, 2011)— como ese pedazo de actor que está demostrando ser Michael Fassbender —presente en nada menos que cinco estrenos este año, entre ellos la palomitera `X-Men: Primera Generación´ (Matthew Vaughn, 2011)— están magníficos, viviendo sus papeles y sintiendo cada frase. Las escenas que comparten en solitario, todo lo contrario de resultar aburridas, tienen una vida y fuerza indescriptibles, siendo el aporte de los intérpretes a la hora de reflejar la tristeza y soledad de sus personajes impecable.  

Es especialmente curioso el modo en que Fukunaga logra reflejar el estado anímico de estos tristes personajes desde la misma atmosfera de la película. Así, en la primera mitad casi se puede sentir en los huesos el frio invernal de la inmensa mansión y de la espesa niebla de las primeras horas de la mañana. Poco a poco, mientras que el intercambio verbal de la integra y perspicaz criada y el su huraño y enigmático señor —que es presentado como poco menos que un tipo arisco y cruel— se va volviendo más amable y cordial, mientras las tinieblas de los corazones de ambos personajes parecen disiparse a medida que encuentran en el otro a un semejante, la primavera parece llegar a la mansión, y asistimos a escenas con un cálido sol otoñal de fondo, como queriendo ser una metáfora de la luz y la dicha que reinan en su interior, que se verá inevitablemente frustrada por el siempre cruel y fatídico destino. Todo esto maravillosamente acompañado de la deliciosa banda sonora de Dario Marianelli, que capta perfectamente el estilo del relato.
Así pues, sencillamente no vi esta película, sino que más bien fui absorbido por ella: por su historia —aunque completamente típica— narrada de forma tan apasionada, extraña y tétrica, y por sus atormentados personajes, interpretados por actores realmente comprometidos con sus papeles. A unos inmejorables Fassbender y Wasikowska les siguen unos convincentes secundarios como los interpretados por la veterana Judi Dench —de anecdótica presencia, pero siempre es un placer verla— o el normalmente cumplidor Jamie Bell —le hemos visto recientemente prestando movimientos al protagonista de `Las Aventuras de Tintín´ (Steven Spielberg, 2011) y haciendo de esclavo en `La Legión del Águila´ (Kevin Macdonald, 2011)—, en un papel en el que sorprende por ser radicalmente diferente a todo en lo que le hemos visto hasta ahora. Todo eso, unido a un casual efecto sorpresa nada desdeñable, convierte para mí esta bella y melancólica propuesta en una de las experiencias más reconfortantes que he tenido este año en una sala de cine.

1 comentario:

Unknown dijo...

Vaya, por cómo la tratas aquí me suena a que es una película que tengo que buscar en cuanto tenga la oportunidad. Excelente crítica. Una lástima que de este lado del mundo no se haya visto ni una luz de esta película. Saludos

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