“Nadie en su sano juicio lo intentaría… Afortunadamente yo no lo estoy.”-Dr. Cameron McCarthy (Morgan Freeman)
No vienen mal de vez en cuando, estando como estamos viviendo unos tiempos tan amargos y cínicos, ver películas que nos den una perspectiva más alegre y optimista de la vida, enseñarnos que al fin y al cabo no todo es una mierda, que hay cosas buenas y gente buena, y que a veces suceden cosas extraordinarias y admirables. Claro que esto tiene un peligro, y es que, quizá precisamente porque tenemos una perspectiva tan atrofiada y pesimista, estas historias suelen ser más difíciles de tragar o directamente corren el peligro de resultar intragables en gran medida. A pesar de ello todavía hay directores que consiguen hacer creíble y emocionante esa mirada inocente del mundo —como J.J. Abrams con su impresionante `Super 8´ (id, 2011)—, mientras que luego tenemos relatos más blanditos como el que nos ocupa, que no logra más que ser un pasable pasatiempos para toda la familia. Lo cual tampoco es algo despreciable.
`La Gran Aventura de Winter el Delfín´ —engañosa traducción de `Dolphin Tale´ (Charles Martin Smith, 2011), pues aquí aventura hay más bien poca— nos sumerge, nunca mejor dicho, en una típica historia de amistad y superación basada en un hecho real —algo que no basta para dotar de verosimilitud a una película, pues hay que hacer creíble la ficción—, sobre un chico que encuentra un delfín herido en la costa y se queda guardándolo hasta que se lo llevan los encargados de un refugio de animales marinos. Ahí se hubiera quedado la cosa, pero entre el chico y el delfín se crea un extraño vínculo, que lleva al muchacho a visitar el refugio para ver cómo progresa el herido, siendo la presencia del muchacho lo único que parece motivar al animal.
Así pues, la película dirigida por Charles Martin Smith —director de poca monta realizador de cosas como `Air Bud´ (1997), también relato de amistad entre un perro que juega al baloncesto y un niño, siendo una tontería a la que tengo un cierto cariño por haberla visto en cine de pequeño— sigue el típico sendero de películas de amistad entre niños y animales, siendo especialmente parecida a la simpática y superior `¡Liberad a Willy!´ (Free Willy, Simon Wincer, 1993), otro film al que me es imposible no tenerle un cierto apego por tópico e infantiloide que sea. Y es que este subgénero —amistad entre niños y animales— es el talón de Aquiles emocional de todos los que sentimos un gran afecto por los seres vivos que pueblan este planeta —sean orcas, delfines o perros—. La mayor aportación de la cinta de Smith a este típico esquema de relación amistosa niño/animal es aunarlo con la idea de rehabilitación y superación de impedimentos físicos, como personas a las que les falta algún miembro como es el caso del delfín Winter —se interpreta a sí misma en la película, por cierto—, que tiene que volver aprender a vivir después de haber perdido la cola.
Esa idea es la que da algunos de los mejores momentos de la cinta sin duda —la niña paralítica que viaja kilómetros para ver al delfín—, pero no está demasiado bien aprovechada la verdad. No dudo de las buenas intenciones de la cinta al querer contar una historia motivadora y esperanzadora, pero todo queda excesivamente blandito y muy soso —todo el tercio final—, sin demasiada sensación de conflicto ni calor humano. Sólo sus escasas pretensiones salvan un film no especialmente bueno ni bien realizado, pero que es una película tan amable y bondadosa que no puede uno más que apiadarse de ella, no ser demasiado exigente y hacer todo lo posible por dejarse contagiar del buen humor que desprende el conjunto, así como la participación de actores de cierto renombre como Harry Connick Jr., Ashley Judd, Kriss Kristofferson y Morgan Freeman, que se pasean por la película orgullosos como si estuvieran en mitad de una obra benéfica. Aunque las verdaderas estrellas son el propio Winter y el joven Nathan Gamble (`La Niebla´, `Miedos 3D´), que cumple con el típico protagonista infantil sin llegar a resultar cargante, lo cual es todo un merito.
En definitiva, `La Gran Aventura del Winter el Delfín´ es una rutinaria y sosita historia que nos sabemos de principio a fin antes siquiera de empezar, rodada sin imaginación y con un molesto abuso de efectos en 3D que le sacan a uno de la ficción. Una película que no hace daño alguno y que se ve con facilidad, perfecta para los más pequeños de la casa —antes que ver `Hannah Montana´ o `Jonas Brothers´ es preferible que vean esto, ¿no?—, pero que no logra desarrollar sus posibilidades cinematográficas. De hecho si hubieran hecho un documental filmado en 3D sobre Winter como los que suelen hacer para IMAX hubiera valido lo mismo. Su mera condición de película pequeña y amable impide ser demasiado duro con ella, mientras por dentro —como ya comentaba en la crítica de la efectiva `Criadas y Señoras´ (The Help, Tate Tayler, 2011)— uno desearía que este tipo de historias cayeran en manos de alguien con más garra e ingenio, capaz de jugar realmente con las emociones del espectador en lugar de venderle lo típico confiando en que la frase “basado en una historia real” baste para sacarle alguna lagrimilla. Menos mal que en unos meses llega Spielberg con su `Caballo de Batalla´ (War Horse)…
2 comentarios:
Esta clase de historias no suelen levantar mucho mi atención (creo que talves ni habría sentido prisa por ver War Horse de no ser por su nominación al Oscar). Aún así, he escuchado buenos comentarios sobre esta cinta, así que quién sabe, igual y la busco un día de estos para verla.
www.rlnmovies.blogspot.com
Es como cualquier otro tipo de historia: se puede hacer bien, y se puede hacer fatal. Ésta ni fu ni fa.
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