lunes, 23 de mayo de 2011

`El Rito´, el aprendiz de exorcista



“Lo curioso de nosotros los exceptivos es que siempre andamos en busca de respuestas, y yo me pregunto: ¿qué pasaría si las encontrásemos?”
-Padre Lucas Trevant (Anthony Hopkins)

Seguramente uno de los temas a los que más se ha recurrido en el cine, al menos en lo que se refiere al género de terror, son las posesiones demoníacas. Y es que la figura del demonio es a nivel iconográfico seguramente una de las más poderosas, y se puede jugar muy fácilmente con la susceptibilidad de la gente en lo referente a ese tema dando realmente igual que el espectador sea creyente, ateo o esté indeciso al respecto (a veces está indecisión me suele parecer en lo personal lo más sensato, pues siempre he desconfiado instintivamente de la gente que cree saberlo todo). En otras palabras, el diablo acojona a todos por igual y, como es algo que siempre funciona, en Hollywood no pierden la oportunidad de explotar el tema cada poco tiempo, siempre teniendo como máximo referente la obra cumbre del cine de posesiones demoniacas, `El Exorcista´ (The Exorcist, William Friedkin, 1973).
Un servidor tuvo la oportunidad de ver dicha película en su reestreno masivo en el año 2000, con el subtitulo de “El Montaje del Director”, y la verdad es nunca he experimentado tanto miedo sentado en una sala de cine. Cierto es que por aquel entonces yo era un cacanajo de diez años, pero con el paso de los años, creo sinceramente que ni `El Exorcista´ ha perdido la capacidad de aterrar ni yo he desarrollado ningún tipo de inmunidad hacia ella. Eso demuestra que las cosas, cuando están bien hechas, cuando hay talento, siempre funcionan, soportando el paso de los años y el cambio en la sensibilidad del público. Por eso cuando hoy, en pleno año 2011, se hace una película como `El Rito´, la comparación con aquella película de 1973 es inevitable, y a pesar de todos los avances técnicos y todos los cambios en la manera en entender el cine de terror, la película de Friedkin siempre gana en la comparación.


Con esto quiero decir lo que quiero decir y es tan sencillo como esto: hay ya tropecientas películas de exorcismos y todas y cada una de ellas están construidas en torno a `El Exorcista´, es por ello un tipo de tema que parece muerto, no se aporta nada ni se ofrece una experiencia tan terrorífica como la que supuso aquella película, resultando un autentico callejón sin salida cinematográficamente hablando. Quizá esté cercano el día en que algún director original y capaz revolucione el género, o que por lo menos lo lleve a otro nivel. Hasta que llegue ese día, lo único que se puede hacer es disfrutar lo máximo posible con propuestas simplemente efectivas, sin mayores pretensiones, como la llevada a cabo por el artesanal director sueco Mikael Hafström (`Sin Control´, `1408´), que es uno de esos directores reclutados por Hollywood para ser uno de sus mercenarios, pero que siempre ha sabido mantener un cierto nivel y un saber hacer en cada una de sus realizaciones (lo cual es de agradecer). `El Rito´ es una muestra más de ello.
Ya desde los mismísimos títulos de crédito, en el que vemos al protagonista Michael (el prácticamente desconocido Colin O´Donoghue) limpiando un cadáver, preparándolo para su enterramiento, se hace gala de un uso de primerísimos planos elegante que nos acercan a la minuciosidad y precisión de dicho trabajo, y uno no puede más que alabar la efectividad y precisión de la puesta en escena de Hafström, así como su compromiso y sus ganas de contar una historia que sea realmente humana y llena de emoción al centrarse en las frustraciones y deseos de su protagonista, mientras se predispone a ahondar en sus miedos. Esas son algunas de las razonas que luego me llevaron a perdonarle muchos de sus evidentes fallos, como el ser incapaz de conseguir una mayor atmosfera y terror psicológico, más allá del efectismo barato (el gran lastre del cine de terror actual). Porque lo cierto es que, aún con sus imperfecciones, sin ser una gran cinta de género, la historia de `El Rito´ engancha, entretiene y las dos horas que dura se hacen bastante amenas.


Básicamente lo que se nos cuenta es la historia de Michael (el mentado O´Donoghue, que pese a su inexperiencia está impecable), que vive junto a su padre viudo (Rutger Hauer) llevando una funeraria familiar. Como modo de huir de esa vida el joven se mete en el seminario como forma para pagarse los estudios, teniendo intención de abandonarlo antes de realizar los votos, pues no tiene nada clara su fe, sobre todo a causa de la muerte de su madre. Pero el padre Matthew (Toby Jones) ve algo en él, y por eso le pide que asista a Roma a un cursillo de “aprendices de exorcista” antes de tomar una decisión definitiva. Allí Michael conocerá a Lucas Trevant (Anthony Hopkins una vez más haciendo de sí mismo), un curtido exorcista dispuesto a poner a prueba al muchacho. Así se inicia una relación maestro/discípulo, en la que la fe y la experiencia del uno pondrán a prueba el escepticismo del otro.
Sin duda este juego que se trae la peli, que tantas veces hemos visto ya sobre todo en el cine policiaco (un poli veterano a punto de jubilarse entrenando a un novato), es lo mejor de `El Rito´. Hopkins es capaz de resultar convincente con su misma presencia, perturbador al mismo tiempo que sabio, y O´Donoghue sabe darle bien la replica. Así, su relación, construida a base de sus tiras y afloja funciona bastante bien, mucho más que todas las escenas de las posesiones que, pese que al principio intenten negar el tópico (“¿qué esperabas, vómitos y cabezas dando vueltas?”), no pueden evitar caer en él prácticamente acto seguido. Al fin y al cabo es cine comercial, y los jovenzuelos que llenan las salas se aburren si no hablan voces malignas, no se le ponen a nadie los ojos rojos y un endemoniado no suelta tacos. Esa misma obsesión por la comercialidad parece la única razón para la incursión del personaje femenino de turno (Alice Braga), que no aporta absolutamente nada la historia. Si cabe la entorpece.

Una verdadera lástima, porque en mi opinión `El Rito´ funciona mucho mejor cuando se apoya en sus personajes, en sus dramas y sus luchas internas que cuando intenta ser una burda imitación de `El Exorcista´, momentos en los cuales muchas veces no resulta creíble y llega a rozar, por no decir caer, en el ridículo. En contraste todos aquellos en los que Michael recuerda la muerte de su madre, el dolor que le produjo su pérdida, y se debate entre la oscuridad y la luz son realmente potentes y emocionantes, y dan fe de la buena labor de realización de Hafström, que realiza un trabajo tan impersonal como efectivo. Cine de consumo rápido pero con un respeto mínimo al espectador.

2 comentarios:

Unknown dijo...

A mi esta película funciono más como un drama que como una cinta de terror y me agrado, más que nada por la actuación de Hopkins y el duelazo actoral que mantiene con Colin en el enfrentamiento final.

Saludos :)

Alain Rodriguez dijo...

Exacto, como película de terror no tiene nada del otro mundo, no crea tensión ni da miedo, pero como drama, como película que se centra en sus personajes resulta más que correcta y es entretenida.